2/27/2012

DOLORES DE CABEZA

La verdad es que si hay algo realmente horroroso en este mundo, bueno o una de las cosas mas horrorosas, son las migrañas.

La verdad es que ver lucecitas y comprender que te va a venir a una hora de casa y ante un largo camino de regreso es para echarte a temblar y no es para menos, porque cuando llega llega de verdad, avisando y por todo lo alto, como un verdugo ante el que no puedes escapar.
Conclusión casi todo la mañana del domingo fuera de juego.
Sin embargo todo ese tiempo tirado sin hacer nada, mirando el techo blanco de tu habitación te dan tiempo de sobra para buscar el filósofo que todos tenemos dentro y valorar la sucesión de situaciones en que has convertido tu vida.
Una especie de montaña rusa, con giros y mas giros que te llevan hasta sitios que jamás pensaste que llegarías, sucesos, que hacen que según pasa el tiempo empieces a entender que no se puede vivir bajo la dictadura del negro o el blanco, sino, en una sucesión de colores donde casi nunca nada es lo que parece.
Creo que si con algo he aprendido a controlar mi visceralidad a la hora de cortar por lo sano, ha sido sin duda gracias a la experiencia en ese aspecto. Enemigos que se vuelven amigos, amigos enemigos, conocidos desconocidos y desconocidos totalmente conocidos, un juego de luces y sombras en los que por mucho que intentes calcular el siguiente movimiento, las variables resultan infinitas.
Por eso hay que aprovechar las buenas sorpresas, esas que vienen sin previo aviso en forma de correo o ese mensaje que se preocupa por tu lamentable estado de salud debido a la edad, porque seamos sinceros, todos deseamos llorar un poquito y que nos hagan caso cuando estamos malitos. Son detalles que te llenan, una voz amiga, un café sobre teorías absurdas con base cuasi científica o recuerdos que te hacen esbozar una sonrisa. Son pequeñas cosas que hacen que incluso valga la pena un poco de sufrimiento en la cabeza, si sabes que cuando necesitas una palabra de apoyo, la puedes encontrar sin buscar demasiado.
Por cierto creo haber adivinado la procedencia de mis migrañas....el vino tinto! En fin, tendré que empezar a comer con Whisky.


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SOLAMENTE UNA PIEZA...