9/12/2010

DONDE SE JUNTAN LOS MARES

A veces puede que todo lo que te rodea gira a otra velocidad muy distinta a la de tus pasos.

Casi siempre la edad no la marcan tus años, sino tus huesos. Esos que crujen cada amanecer de tus supuestos días de descanso, en forma de queja directa a tus malos años, esos de puestas de sol donde te comías las horas minuto a minuto.
En cuanto al corazón mejor ni nombrarlo.
El muy cabrón se ha ido de vacaciones al desierto, cansado de bailar la balada de la complicidad y eso no es lo peor, sino que para colmo, ha olvidado el tiempo en el que oía a la banda de la felicidad tocar bajo tu pecho, y para que engañarnos, con esa música todo parecía mas fácil.
Pero no es el tema que hay que tocar en un día como hoy cuando las vacaciones llegan a su ocaso.
Por eso prefiero pensar en estos días, donde las paralelas le da vida, esas que nunca se cruzan ni cambian, han dejado de ser eternos horizontes para comenzar a cruzarse en un viaje, donde la locura transitoria es la mejor de las corduras.
Son días de paseos por parajes sin problemas, sin motivos que pensar, sin juicios que valorar ni planificaciones de un futuro mas lejano que el día de mañana.
Son horas de risas, de hacer el payaso imaginando tener una nariz roja (vale, a veces demasiado pero los que necesitamos una sonrisa casi como el respirar somos así) o de planos incomprensibles, donde andar nos descubren lugares secretos escondidos tras el cuarto creciente de una luna de cielo rojo.
Son minutos guiados por una estrella, solo una, pero que ilumina sitios perfectos, lugares de ensueños en los que la ignorancia por lo diferente, se diluye tras la joya creada por miles de manos humanas detrás del color azul.
Son segundos de perder el miedo y lanzarte a la aventura y olvidar que no te comprenden y saber que si se quiere, siempre habrá un gesto que te haga hacerte entender por muy lejos que estés de casa.
Es este tiempo cuando te hace comprender que el mundo nunca será tan grande como nos creemos.
Es aprender que puedes conocer personas allí donde te lleven tus pasos. Algunas apenas a unas kilómetros de casa, escondidos tras un negociador implacable mezcla de doctor Hekill y Mr. Hide del humor y buen rollo.
O por el contrario, otras algo mas lejos del norte, mas o menos unos cientos de kilómetros hacia el Este.
Personas de las que aprender y disfrutar, aunque a veces tu timidez te haga esconderte tras la broma fácil.
Es admirar una organización que tu nunca tendrás, esa rapidez de adaptarse a un sitio diferente y conseguir robar tiempo al propio tiempo.
Alegrarte de saber que hay personas como tú, esas de sonrisa eterna tras la que se esconde una personalidad mas compleja y rica de la que, a mi parecer, poca gente llega si quiera a observar una milésima parte que yo he podido ver.
Disfrutar con la espontaneidad, con aguantar como te devoran un millón de enfermas miradas por el color de tu pelo con la única arma de de tu sonrisa, con un gesto o una carcajada, evitando así que nada ni nadie te acabe jodiendo tus vacaciones.
De los otros que quedan solo diré que son unos imprensentables con los que volvería a viajar sin pensármelo ni un instante para volver a disfrutar del tiempo como he saboreado estos días.


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SOLAMENTE UNA PIEZA...