Con el paso del tiempo aprendes que no puedes retener todo lo que deseas a tu lado.
Generalmente nunca hay el suficiente tiempo para poder decir todo lo que quieres decir o hacer todo lo que tu cuerpo te pide realizar para sentirte satisfecho.
Es por ello que el recuerdo de las ocasiones perdidas a veces regresa a nuestra memoria para hacernos pensar si tal vez, y solo tal vez, hace tiempo que olvidamos vivir y disfrutar como realmente nos merecemos.
Con las personas suele pasar exactamente lo mismo.
Es extraño como hay parejas que a pesar de haber compartido cama durante años son unos desconocidos, tal vez sepan sus respectivos nombres o incluso lo que le gusta a su compañero de sueño pero sin embargo, un muro invisible les separa sin realmente llegar a conocer mas que alguna capa superficial de su supuesta alma gemela.
No es una distancia física sino sentimental.
Una danza de sombras, en las que como si fuesen trileros, intentan engañarse a ellos mismos y buscar un soplo de vida en una relación que hace tiempo dejó de ir viento en popa.
Es una sensación de falsa felicidad que acaba reventando cuando una de las partes decide que esa farsa debe acabar y es mejor apagar las luces que intentar reventar ese muro a mazazos de sinceridad y complicidad.
Entonces tu distancia con el mundo se hace eterna y sientes que la desconfianza hace que que mantengas cierto margen de maniobra con tu corazón.
Ese es el pago de las distancias que no pueden controlar o marcar en ningún mapa.
Sin embargo hay distancias, que a pesar del espacio físico que las separan, son tan pequeñas que no hay mundo suficiente para hacerla eterna.
Da igual que sean cientos o incluso miles de kilómetros porque sientes que esa gente esta cerca y que por mucho que os separe el destino, no hay forma que el contacto se pierda en el camino. Da igual como o porque pero siempre llega un mensaje en una botella de esas personas, da igual que sea un simple "Kaixo" o un frío "¿Que tal?" porque si parte de sus labios, te hacen volver a sonreír.
Aunque al final siempre habrá una distancia insalvable, esa que viste de negro y que no entiende de física o química, de sentimientos o razones.
Solo ella crea la distancia eterna e incluso para su juego hay reglas con las que jamás dejar que esa distancia nos haga caer en el olvido.
Por eso esta canción, porque me encanta y sobre todo, porque jamás debemos de dejar de recordar o ser recordados.
Generalmente nunca hay el suficiente tiempo para poder decir todo lo que quieres decir o hacer todo lo que tu cuerpo te pide realizar para sentirte satisfecho.
Es por ello que el recuerdo de las ocasiones perdidas a veces regresa a nuestra memoria para hacernos pensar si tal vez, y solo tal vez, hace tiempo que olvidamos vivir y disfrutar como realmente nos merecemos.
Con las personas suele pasar exactamente lo mismo.
Es extraño como hay parejas que a pesar de haber compartido cama durante años son unos desconocidos, tal vez sepan sus respectivos nombres o incluso lo que le gusta a su compañero de sueño pero sin embargo, un muro invisible les separa sin realmente llegar a conocer mas que alguna capa superficial de su supuesta alma gemela.
No es una distancia física sino sentimental.
Una danza de sombras, en las que como si fuesen trileros, intentan engañarse a ellos mismos y buscar un soplo de vida en una relación que hace tiempo dejó de ir viento en popa.
Es una sensación de falsa felicidad que acaba reventando cuando una de las partes decide que esa farsa debe acabar y es mejor apagar las luces que intentar reventar ese muro a mazazos de sinceridad y complicidad.
Entonces tu distancia con el mundo se hace eterna y sientes que la desconfianza hace que que mantengas cierto margen de maniobra con tu corazón.
Ese es el pago de las distancias que no pueden controlar o marcar en ningún mapa.
Sin embargo hay distancias, que a pesar del espacio físico que las separan, son tan pequeñas que no hay mundo suficiente para hacerla eterna.
Da igual que sean cientos o incluso miles de kilómetros porque sientes que esa gente esta cerca y que por mucho que os separe el destino, no hay forma que el contacto se pierda en el camino. Da igual como o porque pero siempre llega un mensaje en una botella de esas personas, da igual que sea un simple "Kaixo" o un frío "¿Que tal?" porque si parte de sus labios, te hacen volver a sonreír.
Aunque al final siempre habrá una distancia insalvable, esa que viste de negro y que no entiende de física o química, de sentimientos o razones.
Solo ella crea la distancia eterna e incluso para su juego hay reglas con las que jamás dejar que esa distancia nos haga caer en el olvido.
Por eso esta canción, porque me encanta y sobre todo, porque jamás debemos de dejar de recordar o ser recordados.
1 Comentarios:
justo el otro día la estuve berreando jajajaj que bonita es...me encanta.
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