DARLE FUEGO A BILBAO

Otro año mas Marijaia se irá entre las llamas de las despedidas, el fuego de las pasiones desatadas y entre las cenizas conseguirá esbozar una última sonrisa para dibujar un hasta luego.
Aunque no se si será un hasta siempre en mi caso.
Es raro pero he pensado que ya tal vez no tengo ni las ganas ni las fuerzas para seguir siendo un kamikaze noctuno, uno de esos que piensan que la Aste Nagusia es para quemar todas tus naves en forma de Katxis de Kalimotxo.
Tal vez sea la edad, seguramente no tienes las mismas ganas que hace diez años y sobre todo, no te mueven las mismas cosas que lo hacían cuando tus ojos permanecían virgenes a unos fuegos artificiales, a la música de una Txozna o a ver como amanecía desayunando en el último rincón abierto o por abrir que encontrabas.
Es como si ya lo hubieses visto mil veces, demasiadas incluso para ser divertido, como si ya el emborracharte no formara parte de una extraña tradición, sino de una obligación que no quieres cumplir y que sobre todo, evitas de cualquier manera porque las resacas suelen ser mas duras que cuando apenas habías cumplido la mayoría de edad.
Es las ganas de buscar una mirada complice antes de un brindis por lo bien que lo estas pasanado, es el anhelo de preferir irte a casa pronto que agarrarte con uñas y dientes a una desgraciada idea que sino llegas el último es de cobardes.
Por eso Bilbao me ha quemado, no por el Kalimotxo, sino por las ganas de pensar que tal vez estas sean mis últimas fiestas, de desear que es mejor dejar pasar las buenas ocasiones pasadas y pensar en un futuro diferente.