Empecemos por el principio.
Vale que me puedes denunciar por abandono o al menos un divorcio pactado que debería firmar sin rechistar.
Deberías saber ya como soy.
Tengo mis luces como una traca de fuegos artificiales, días que me queman las yemas por la necesidad. Ese deseo de plasmar la A seguida de la B sin acento o puntuación. Dejarme varar por los caóticos pensamientos y escribir sin saber donde puede acabar la última frase o comenzar la siguiente. Movimiento a base de estímulos externos o internos. Párrafos sin respiro que paradógicamente, me ofrecen el aire que necesito para seguir pensando, creando o desmotando personajes con el escalpelo de un cirujano.
He perdido los años que llevo usándote de pañuelo para mis fracasos o saco para mis frustraciones. Pero estas son las reglas de esta montaña rusa, la manera de ejercer a veces de Psicólogo sin licencia, poeta sin rima o escritor sin don a la palabra.
Eso lo sabes así que mejor nos lo ahorramos.
A fin de cuentas, el mundo se va literalmente a la mierda y los dos nos necesitamos. Tu para que llene los vacíos de tus hojas en blanco. Yo para usarte de confesionario, penitencia y purgatorio. Todo en uno, sin sentimientos o dobles verdades, tan solo simples objetos destinados a saciar las necesidades del otro.
Así pues aquí estoy de nuevo casi dos meses después.
Sin reproches o fiestas de bienvenidas, tan solo seamos lo que somos.
Tu mis borrones
Yo tus líneas.
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