Las noches de verano suelen ser cúmulos de pequeñas locuras
improvisadas donde siempre terminas haciendo cosas extrañas. Amparado por la
oscuridad mientras tu alter ego, el señor Míster Tonic, se encuentra con la
Señorita Gin y todo comienza a convertirse en una sucesión de horas con
historias salpicadas de humor.
Puedes perder 16 taxis que hace un segundo estaban detrás de
ti, unos instantes de lágrimas para limpiarse un poco por dentro y morder la
rodaja de limón de tu copa como postre. Son momentos de volver al buen humor con leopardos
salpicadas de buena música o buscar la mejor teoría para intentar sobrevivir a
la mafia.
A fin de cuentas hay gente que siempre será uno de los nuestros.
Perder chanclas por la calle mientras intentas recordar cómo
no ahogarte cuando bajas por los rápidos de un rio. Recuerdos. Momentos
graciosos de viajes pasado mientras levantas la mitad de la copa de los
ganadores absolutos de la noche, terminandola como la gente con clase, en un
taxi con olor a limpio a pesar de ser un Cheveolet mientras desayunas un talo con chorizo, con pellejito
para las mas golosas, cuya virtud en esta vida es sin duda su don de lider y esa gracia innata para caerse sin partirse la crisma o perder la sonrisa.
Son noches de Gin-tonics…aunque alguna satánica camarera nos
quiso envenenar con Vodka.
1 Comentarios:
La alquimia perfecta de un gin & tonic puede hacerte viajar por mundos etílicos que ya pensabas olvidados. También puede hacerte decir las mayores sobriedades de tu vida y encontrar la lucidez que la vida de civil necesita.
Las tostadas cayeron en el olvido forzoso de una llamada intempestiva. Noche y día llegaron a juntarse donde el vicio campa a sus anchas.
Tanto tiempo esperando y sol y ahora hay que rehuirlo para no morir de éxito.
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