Nos regimos por leyes escritas en papeles inmaculados, al menos, aquellas que responden a la normalidad cívica. Esas son las fáciles. Las otras suelen ser un cúmulo de despropósitos salpicadas de alcohol y feromonas. Locuras. Pequeños momentos de oscura lucidez que terminan por crear cicatrices propias en heridas ajenas.
La balanza de las cosas que hacemos importantes o efímeras, mezclándolas, dejando que el paso de los segundos las pongan en uno u otro platillo. Razón o visceral. Curiosa mezcla que nos esculpe el carácter y nos hace recordar cosas que creíamos haber olvidado.
Somos lo que somos.
Pero también lo que omitimos por miedo a las consecuencias en una secuencia de ensayo y error que nos termina por marcar un camino…
…Todo lo que he escrito hasta ahora es una gilipollez.
No hace falta maquillar la realidad y comprender que dentro de mi pequeño ego de atador de palabras no se esconde otra cosa que músculos. Sangre y hueso. Una masa de agua que se adapta a los estímulos externos en formas de pequeñas descargas eléctricas que a veces nos hacen despertar y otras nos atontan. Cara o cruz. Siempre dos decisiones que abren nuevas posibilidades mientras cierran otras.
Cuando lo asumimos somos conscientes de lo que hacemos y por lo tanto, nos acercamos un poco mas a tener el control de nuestras propias vidas. Al menos eso creo yo.
Eso al menos es lo que intento pensar cuando veo que termino salpicado con problemas ajenos por no hacer nada o hacer algo y conseguir crearme cicatrices propias. Es bastante difícil, no digo malo, solo difícil.
Como una especie de puerta giratoria donde la gente va entrando y saliendo sin fecha de permanencia, simplemente el tiempo los hace retomar caminos lejos del tuyo o los acerca tanto que no recuerdas que en algún momento no estuvieron a tu lado. Nutriendote, inspirándote u otorgándote pequeños momentos lejos de la monotonía.
Eligiendo esos instantes de brindis en las horas que dura rebelión contra las semanas de horarios fijos y repetición que te espera cuando el despertador vuelva a sonar el Lunes.
Mientras tanto salve a los buenos
Sábados de vino y cola!
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