Hoy tras comprobar, como buen segundo día de curro, que pasear durante horas te deja tiempo de sobra para pensar y observar he decidido escribir.
Sobre todo observar y comprobar que hasta creo que se nos a olvidado lo que es realmente vivir y mas bien navegamos sin rumbo fijo por las calles.
Bueno sin rumbo fijo tampoco, porque las cartas de navegación del diario las tenemos grabadas a fuego en la piel. Levántate, desayuna, al curro, a casa, cenar y vuelta a la cama sin ganas de hacer nada mas que intentar pensar que mañana volverá a tocar la misma asfixiante rutina.
Pero eso no creo que sea lo peor, sino la perdida de ilusión que acarrea la rutina la que sin duda nos esta matando. Queremos saber todo, no aguantamos que las cosas ocurran porque sí y ese control estúpido en forma de monotonía hace que perdamos la ilusión por lo desconocido.
Ya no queremos asumir las cosas porque sí, internet nos saca de todas las dudas, nos ayuda a dejar de soñar y preferimos desvelar todos los trucos. Preferimos desvelar las ilusiones de los magos en vez de disfrutar del espectáculo.
Creo por ello que la gente repite con tanta facilidad que tener un hijo te llena de felicidad. Tal vez al ver la ilusión de un niño reflejada en sus ojos y solo tal vez, les robamos un poco de esa ilusión para recordar aunque solo sea un segundo, que hubo algún tiempo en que no quisimos conocer todas las respuestas y simplemente disfrutar de los reyes magos.
Renaciendo
Hace 9 años
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