Las idas y vueltas en la política son demasiado
típicas como para extenderme demasiado en algo que no tiene solución. Le llaman
juego de sillones cuando en realidad es una herencia caduca, que no parece
querer desaparecer por mucho que se intente limpiar.
El problema de la identidad está dando balas a todas
las partes para atacarse y defenderse a partes iguales, obviando en todos los
casos, que el problema no desaparecerá por arte de magia por muchas varitas que
se agiten mirando al sol. La pregunta no es criminalizar a aquellos que quieren
salirse de un país sino preguntarse que se ha hecho mal, cuando tanta gente
siente que está viviendo en un estado de prestado.
Quizás la memoria sea demasiado frágil y no
recordemos que esas mismas personas fueron fusiladas y perseguidas por un
régimen homicida y fascista durante décadas, esos mismos monstruos que firmaron
una constitución sesgada, carente de ningún otro progreso que el mero papel
mojado y sobre todo insostenible en los tiempos que corren. Es un documento
caduco y con demasiados agujeros, da igual que nos lo quieran vender como el
Santo Grial, puesto que si ves a pie de calle o enciendes el televisor observas
como los extremos más salvajes se dan cabida en el mismo espacio.
Gente de a pie echada a patadas de casa o tratados
como esclavos laborales en uno de los lados.
El otro ocupada por gente que se aferra a sus
asientos a pesar que han robado a dos manos, sin ética y ni siquiera poder usar
la justicia para que paguen o cuando lo hacen, de manera tan irrisoria que se
convierte en el hazmerreir de ese lugar llamado Europa. El circo ibérico. El
espacio donde parece que nos hemos acostumbrado a vivir sin que parezca que
nada cambie a pesar del ridículo monumental que se esta formando.
Es ridículo y la pregunta es:
¿Es aquí donde deseamos estar?
Lamentablemente los giros de los acontecimientos no
parecen darnos una salida, pactos imposibles y ventas de siglas camuflándolo
bajo la necesidad del progreso. Es una sinrazón por la que tendremos la
inutilidad de una clase política que nos engaña y miente en un intento por
hacer que nada cambie o lo haga lo menos posible. No hablo de izquierdas o
derechas sino ser consecuentes con lo que se hace o dice, otro lobo con piel de
cordero nueva, sin derogar lo que realmente nos han vendido y enterrándolo bajo
una mentira porque nos están mintiendo.
Mentiras convertidas en verdades y simplemente
utilizar el error ajeno para evitar hacer una crítica propia. Los reformistas inamovibles
y el verdadero suicidio de ese partido que durante años quiso abanderar a los trabajadores
de pie de calle pero quedó cegado con los aromas del poder hasta desfigurarse y
ser un guiñol obsceno de lo que fuese en sus inicios.
Sin embargo incluso siendo de derechas y con ganas de
mantener una grande y libre unida a cualquier precio, es inentendible que se
siga votando lo que votan. Millones de personas votando a los mismos que les
han robado, porque esos salvadores no
solo robaban a esos “rojos comunistas” sino que también a ellos.
Da igual de izquierda o derecha, hasta que nos demos
cuenta que se ríen de nosotros por igual, no podremos realmente dar un salto
cualitativo en la calidad como sociedad. Sin rasgarnos las vestiduras por una
simple consulta o dejar sin siquiera una
verdadera critica los problemas que durante años nos han estado sangrando bajo
el amparo del silencio de la mayoría.
Si esto vuelve a pasar todos seremos cómplices.
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