12/13/2013

HABÍA UNA VEZ...

Había una vez una península que estuvo durante muchas décadas sumisa en la oscuridad del autoritarismo. Cruces y fusiles. La combinación que años que crearon tantas cicatrices que el cambio de sus ciudadanos les volvió ciegos ante los nuevos tiempos, permitiendo que les llevasen por un camino entre cantos de sirena de libertad, libres de cadenas pero sin saber que no eran sino puestos en un nuevo marco lleno de mierda.
Brazos derechos en alto pasados y aladas aves carroñeras disfrazadas de salvadores, como si fuesen ángeles, seres divinos que nos deben marcar el camino derecho. Esos seres se terminaron por convertir en gente de traje y corbata, primero llenándose la boca con la palabra tolerancia, obviando la fractura e incluso utilizando a sus propios muertos con función políticas. 
Convirtiendo que el asco que provoca segar una vida se iguale al uso de los muertos para su beneficio. Unos Carroñeros mentirosos que durante años siguieron tejiendo su particular red de mentiras, preparando el terreno, manteniendo coronas en venas repleta de sangre azul oscuro, tan opaca, que consiguieron hacernos creer que una persona por ser campechana podía hacer lo que le viniese en la real gana. 
La supuesta izquierda se lo puso fácil. 
Su inutilidad para admitir que todo se iba a la mierda, usando la táctica de cerrar fuerte los ojos, contar hasta diez y al abrirlos, desear que todo hubiera mejorado. El patriotismo de la gente que sentía el rugir de sus estómagos, puesto que la masa hambrienta, se cree cualquier milagro recubierta de mentiras si se sabe el perfume con los que utilizarlo. 
La creencia que aquellos que durante años mamaron de la razón del puño de hierro llegasen al poder más absoluto. Sabedores que podrían volver a esos tiempo, gracias en gran parte, a los pequeños agujeros que una Constitución con forma de queso Gruyer que dejaron plantados para el futuro. 
 Mientras el pueblo permaneció ciego y les creyó. 
Cegados por sus salvas de recuperación, utópicas pero enunciadas tan bien, que a las personas de a pie no les importó sufrir un poco si con ello podían recuperar su esplendor. Porque ellos pensaron que eran importantes. Sumos intelectos de una tierra de folclore, tortura animal y la fijación por millonarios con cuya única virtud, era dar patadas a un esférico de cuero. 
Embobados con la caja tonta, donde ser famoso por unos minutos es un pago suficiente para prostituir la integridad del ser humano. Vulnerando su propio templo. El cuerpo y mente para encontrar el máximo beneficio con el mínimo esfuerzo, señalando al diferente, al único y sin sitio para todo aquel cuya genialidad, podía cambiar el mundo. Personas que tuvieron que irse y que a nadie les importó, no era vital, ni siquiera lo era nadie valorar como ese hambriento dragón de frío azul, devorase todo aquello que oliese a progreso. La elección de las mujeres sobre su cuerpo, la salud o el derecho de la educación, derechos que forjaron ese nuevo estado y que cuanto más pasa los años más se tiñe todo en gris. 
Pero aún les quedará la libertad. 
Un momento, creo que dentro de unos meses tampoco eso quedará, entonces tal vez no pueda seguir escribiendo estas líneas o quizás un policía frustrado que terminó como vigilante me detenga, seguramente con razón, porque tras tres meses de formación y tras unos estudios que apenas roza lo obligatorio tendrá un gran sentido común. 
Un dato estúpido y sin mucha importancia.
Un policía de cualquier cuerpo está una media de dos años de formación. 
No digo que después de eso salgan convertidos en seres llenos de justicia y valores en pos de la seguridad de los ciudadanos, eso sí, al menos mejor que los seguratas privados no tengo duda. Más que nada es un deseo, ya que a partir de ahora, su palabra será la ley y nunca mejor dicho, sin importar si lo que cuentan es la realidad o simplemente una narración producto de una sobrada imaginación. 
Bienvenid@ a este viaje al pasado. 
Bienvenid@ a la muerte de tus derechos. 
Bienvenid@ a esta monarquía caduca convertida en una democracia bananera.


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SOLAMENTE UNA PIEZA...