6/22/2012

OTRA VEZ POR AQUÍ

La verdad es que lo bueno dura poco o al menos se nos hace tan relativamente corto que pensamos que quince días han pasado en un parpadeo.
Otra vez duermes en tu cama, con las pequeñas dudas que dejastes atrás, las mil promesas por cumplir y los trabajos a medio terminar encima del escritorio. Todo sigue igual. Al menos de puertas para dentro porque en el fondo todos cambiamos cuando viajamos.
Crecemos, adquirimos experiencias o aprendemos a valorar lo que tenemos o dejamos de tener. Sentimos añoranza, liberación o deleite, ante ver un atardecer único sentados en la fina arena de una playa del Caribe.Llenamos nuestras mochilas de anécdotas inversamente proporcionales a las picaduras de nuestras piernas. Vivimos experiencias únicas, pasamos miedo y después nos reimos por lo cerca que estuvimos de terminar en desgracia, entre bromas estúpidas de payasos sabios, que saben que el humor es el mejor carbulante para el corazón.
Entonces regresamos, subimos en un avión y nos quedamos con todos esos detalles grabados en la retina.
Volvemos a nuestra rutina, nos enchufamos los cascos y nos preparamos para regresar a los madrugones, en mi caso, hoy han tocado los acordes de "Eye of the Tiger" versión femenina. Subes al metro al són que marca el "Feo fuerte y formal del Loco" y  al salir la nueva canción de tu reproductor te da el sentido a esa mezcla e sensaciones que aun se revuelven en tu interior por el Jet Lag.
"Free Bird"
Esa es la respuesta, la libertad que se adquiere al romper con la monotonía y coger una mochila para perderse en sitios que hace años pensaste que solo verías por televisión. Porque aunque tus problemas sigan o tus miedos perduren estas pequeñas bocanadas de aire nuevo te muestra un camino de enfocar las cosas diferente.


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SOLAMENTE UNA PIEZA...