Ciertamente a veces la equivocación es nuestro pan del día a día, animales racionales nos llaman...mas bien patos experts en caernos,levantarnos y volvernos a caer en la misma piedra, todo ello, solo por diversión.
Mal interpretamos momentos, frases, dichos e incluso gestos, en un cúmulo de egocentrismo al pensar que tenemos el poder de leer mentes ajenas o dar por sentados acciones que analizamos de la forma menos objetiva del mundo.
Pero es que nos encanta las hipótesis y el chismorreo.
Es como una droga y sobre todo, una quasinecesidad de querer sentirnos bien, pensando que el de al lado esta peor, y si tenemos la desgracia que al espécimen analizado le sonríe la fortuna, pues dejamos relucir nuestra otra gran virtud...la envidia.
Es una necesidad absurda pero necesidad a fin de cuentas. Ese picor en la lengua que te obliga a preguntar quien esta con fulanito o si sabes lo que le pasa a menganito, olvidando que probablemente, tus propios esqueletos de armario están muchísimo mas podridos. Aunque eso da igual, porque paja en ojo ajeno nunca escuece, es mas, incluso creo que a algunos, les causa cierta demente excitación deleitarse con las desgracias ajenas. Suena sórdido pero es tan cierto como que antes que hagas algo que se escape de tus varemos de lo políticamente moral, seguramente tengas montado un tribunal de guerra casero para juzgar tus actos.
Sin embargo si algo he aprendido con tantas veces de mentiras, medias verdades y susurros a mi espalda, es que en el fondo, todo eso da igual, es pasajero y con el tiempo lo raro se convierte en normal y lo políticamente incorrecto en correcto, así pues, nada mejor que buscar el beneplácito de aquellos que nunca juzgan, porque por lo general, son ellos los que mas razones acaban teniendo para juzgarte.
Mal interpretamos momentos, frases, dichos e incluso gestos, en un cúmulo de egocentrismo al pensar que tenemos el poder de leer mentes ajenas o dar por sentados acciones que analizamos de la forma menos objetiva del mundo.
Pero es que nos encanta las hipótesis y el chismorreo.
Es como una droga y sobre todo, una quasinecesidad de querer sentirnos bien, pensando que el de al lado esta peor, y si tenemos la desgracia que al espécimen analizado le sonríe la fortuna, pues dejamos relucir nuestra otra gran virtud...la envidia.
Es una necesidad absurda pero necesidad a fin de cuentas. Ese picor en la lengua que te obliga a preguntar quien esta con fulanito o si sabes lo que le pasa a menganito, olvidando que probablemente, tus propios esqueletos de armario están muchísimo mas podridos. Aunque eso da igual, porque paja en ojo ajeno nunca escuece, es mas, incluso creo que a algunos, les causa cierta demente excitación deleitarse con las desgracias ajenas. Suena sórdido pero es tan cierto como que antes que hagas algo que se escape de tus varemos de lo políticamente moral, seguramente tengas montado un tribunal de guerra casero para juzgar tus actos.
Sin embargo si algo he aprendido con tantas veces de mentiras, medias verdades y susurros a mi espalda, es que en el fondo, todo eso da igual, es pasajero y con el tiempo lo raro se convierte en normal y lo políticamente incorrecto en correcto, así pues, nada mejor que buscar el beneplácito de aquellos que nunca juzgan, porque por lo general, son ellos los que mas razones acaban teniendo para juzgarte.
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