3/02/2018

LA DIGNIDAD DE LAS ARRUGAS


Cuando ves cosas como la de esta semana te das cuenta lo poco que sabemos apreciar la experiencia, ahora que todo se ha vuelto tan impersonal como una competición constante de mirarse el ombligo y buscar el aplauso de la individualidad, cada vez es más raro ver una unidad como la del jueves pasado.
Llevo una semana escribiendo esto, valorando que poner o como intentar explicar que después de tanta mierda, aún parece que existe una esperanza para la humanidad.
 El problema es que esa buena noticia tiene arrugas, muchos años y visto lo visto, mucho más sentido común que todas las generaciones que vinimos detrás. Siempre he tenido el mismo adjetivo sobre esa generación y es que son duros como rocas, no es una palabra vacía sino un hecho objetivo, porque que me diga el guapo que sobreviviría a una dictadura. Ellos lo hicieron y aunque creamos que nosotros somos los inventores de las sentadas y manifestaciones, ellos fueron pioneros en las carreritas delante de policías de todos los colores. 
Así que cuando toman las calles las toman sin medias tintas, sin lanzamientos de objetos o poner a prueba los nervios de los antidisturbios. Tienen un arma mucho más peligrosa en este tipo de casos, tiempo libre, todo el tiempo del mundo para paralizar ciudades durante un tiempo indefinido, gritando con megáfonos, con sus bastones o incluso en sillas de ruedas.
Si algo te hace la edad es dar experiencia y volverte cada vez más cabezón, sobre todo cuando tienes la razón por bandera y la convicción que se merecen vivir con dignidad. Así que por lo que consiguieron les debemos el respeto de escucharlos y valorarlos levantando las cabezas de nuestros jodidos móviles. Ellos saben lo que es luchar de verdad, sangrar por la dignidad de vivir libre, el jueves nos lo recordaron, tal vez de manera mas lenta y con muchos más achaques que hace décadas pero con la misma cabeza alta y paso decidido.
Porque el día que olvidemos ese sacrificio será el día que nos quedemos sin futuro.

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