No se lo que quiero, pero se lo que no quiero.
Y no quiero molestar, ni que me toquen los güevos,
ni quiero ir pa´tras, ni olvidar de donde vengo,
ni ponerme enfermo cuando me mandan callar,
no quiero avasallar pa tener lo que no tengo,
ni guardar en un termo los adios pa la ensalá.
No quiero desliar los libros que me meto,
ni quedarme quieto,si me quieren liar.
Así comienza una grandísima canción que nunca sonará en ninguna
radio a nivel nacional, otra de esas olvidadas, incómoda a los oídos lineales
que nos han sumergido en esta miseria. Bajo el sabor reinante en los paladares
cuando nos creímos que los días de vino y rosas durarían eternamente. Hipnotizados por luces aromatizadas de
estímulos visuales que nos escondieron la cruel realidad que ahora nos toca
tragarnos.
Un hedor de vinagre y malas hierbas.
Eso resumiría a la perfección esta jodienda diaria que nos
han sumergido en una sinrazón incomprensible para el ciudadano de a pie, pero
con toda la transparente claridad de opacidad de aquellos que se creen capaces
de gobernar a la plebe. Nuestra herencia. La lacra arrastrada desde los tiempos
oscuros, donde pensar era sinónimo de quedar sepultado en una zanja o la cruz
servía para esconder a cientos de Judas carentes de perdón terrenal y
prominentes vientres.
Nuestro error fue pensar que podíamos ser libres.
Sedientos por no sentir el roce de los grilletes contra la
piel permitimos que los casposos retazos de aquel genocida, escondiesen la
basura bajo las alfombras e impregnar el ambiente llenando sus bocas con la
palabra democracia.
Su gran juego de mortales tahúres.
Echar tierra sobre los cadáveres para dejarlos en el olvido
con el pretexto de la tolerancia. Permitiendo que aquellos que mamaron la
locura de aquel bastardo dictador pudieran volver al poder con distinta careta
y diferentes cadenas.
Nos sumergieron en una espiral de necesidades ficticias,
deseos comprados y vidas de anhelo de los deseos del prójimo. Una lobotomía a
la individualidad bajo la maravilla de las decenas de canales de televisión para
evitar el libre pensamiento, comprando para ser felices y poder abrazar con
entusiasmo el tan glorioso Neoliberalismo.
Lamentablemente para nosotros toda gran fiesta acarrea una
monumental resaca y cuando la burbuja explotó, los días de los lamento dieron
su inicio. Atados. Esclavos de nuestros propios deseos y, no nos engañemos, culpables.
Desde este servidor que escribe hasta tú querido lector que
me prestas los ojos para leer estas líneas. Nos dejamos marcar como ovejas, disfrutando
de la narcótica sensación de no pensar y sirviendo pleitesía a una tecnología
que hace tiempo de llenarnos de beneficios. Exceso de información para cubrir
la mentiras de la honorabilidad de los políticos, donde la corrupción teñida
con un ficticio problema gubernamental sobre un peñón perdido de la mano de
dios, no es suficiente. No les queda otra. El comodín de terror ya no es buena
pantalla.
A fin de cuentas saben de sobra que si existe otro político
muerto con herida de bala, no será por ningún terrorista del norte sino de un
jornalero del sur al que le han dejado sin casa o subsidio.
Usando cualquier foco para desviar la atención como los
gritos de independencia con forma de cadena del este, demasiado politizado para
mi gusto, pero cuyo trasfondo tiene tanta legitimidad como el deseo de elegir
de cada uno que nación palpita en su corazón. Libertad. Esa es la palabra que
tanto miedo provoca a todos aquellos personajes de bigote rancio, brazo en alto
y deseo de ponerse cara al sol.
En el fondo creo que es una cuestión mal planteada.
No es tanto quien no quiere pertenecer a este país como el
hecho de quienes quieren quedarse dentro.
Se me ocurren todos esos jóvenes sobradamente preparados que
han tenido que emigrar con media docena de idiomas a sus espaldas, tres master
y dos carreras. Me pregunto si se acordarán de España cuando consigan otra
nacionalidad y hagan sus vidas lejos de aquí, mas si cabe, después que
escuchasen el momentazo de vergüenza ajena de esta semana a manos de la Botella
mas famosa.
Esa mezcla de analfabetismo y carencia total de ridículo
para salir a defender una caduca candidatura de juegos olímpicos, cuyo agujero
económico, solamente fue superado por su amago de Ingles, digo imitación mala
de Chiquito de la Calzada.
Recordando que esa misma “ilustrada” fue capaz de irse de
Spa cuando cinco familias enterraban a sus hijas o mostrar su estúpida homofobia
poniendo como ejemplo unas peras y manzanas. Lindezas que en otra parte del mundo
hubieran hecho dimitir hasta el mayor caradura pero que aquí se convierten en
mera anécdota.
Spanish are different.
O como diría Anita: “The gente que life in Hispania es
diferente naino naino na.
Así pues este es nuestro futuro donde la izquierda roba con
la mano derecha y la derecha robando con la izquierda. Gobernados por gente
cuyo estudio o comprensión de la realidad humana es deficiente, meando fuera
del tiesto y rezando porque de aquí a unos años, las nuevas generaciones posean
la inteligencia justa para ser concursantes de realities o nuevas generaciones
para fotografiarse cual anormales, con banderas que tanta sangre y dolor
causaron.
Se me olvidaba que ayer la selección de millonarios empató
ayer….desastre nacional.
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