5/04/2013

TIEMPO MUERTO

Hacía mucho tiempo que no escribía en mi pequeño lugar de evasiones y sueños perdidos en baúles ajenos u hogueras propias.
Vacío.
Es extraño como puede fluctuar el ánimo de una persona, cuando los pocos pilares que se piensan están fijos en tu vida, comienzan a moverse y caer bajo los temblores de ese terremoto llamado realidad. No es que sean especialmente graves, pero son mis demonios. Esos que envenenan cada instante y deforman las ilusiones mas puras para convertir algo especial en simple.
Anodino.
Tal vez por eso no he escrito nada en tanto tiempo, no tengo la necesidad o si la tengo, todas mis palabras me parecen tan vulgares que es mejor dejar los papeles en blanco. Una rendición. Ese es el camino al que parece llevarme estos días de destrucción creativa ante la falta de ideas conexas, escondidas en frases sin sentido.
Odio esta sensación.
Detesto el vacío total donde no poder agarrarte a nada, sintiéndote solo a pesar de saber que tienes gente a tu lado. Añoro el calor cómplice de una sonrisa que no pida nada a cambio o poder mantener el calor a ambos lados de la cama.
Siempre lo he sentido, con la diferencia, que antes podía vendarlo bajo mis historias, cuentos o relatos. No tenía tiempo para pensar en ello y simplemente me limitaba a seguir caminando hacia delante con la única idea de encontrar a mi particular Anabel Lee.
Sin darme cuenta que ese relato de Poe no es sino un canto a la muerte por el corazón.
Así que este es el plan, pararse y esperar a que todo vuelva a su cauce o intentar cambiar de rumbo.
Ninguna de las dos me atrae.
Una por cansancio.
La otra por miedo.
Ambas igual de necesarias.




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SOLAMENTE UNA PIEZA...