Ya se que había dicho que cerraba por vacaciones, pero hoy ha sido un día demasiado largo y para desgracia para mal.
Hoy ha sido un día bastante apático, de esos que tienen el sabor agridulce de un buen momento convertido en un triste final.
Hoy hemos volado, hemos tenido un pequeño trozo del cielo, de esos que casi puedes tocar en tan solo diez minutos de contener la respiración, un regalo improvisado en forma de viaje relámpago a traves de unas de las cosas mas impresionantes que he visto en mi vida, porque si ya te deja sin aliento ver unas cataratas a ras del suelo, verlas desde el aire simplemente no te dejan palabras.
Diez minutos de felicidad que terminaron con quizás la amputación de uno de los bastiones de la cultura que aún quedaba en Bilbao, antes grís, ahora la bella, tanto que no se puede salirse de las baldosas de sus calles, de los pensamientos de quien parece dirigirla con un puño de hierro digno de un cacique de una Republica Bananera.
Porque piensas, porque sueñas, porque te gusta ser como eres y no como necesitan que seas, te golpean, te agreden y simplemente, asesinan todas las sonrisas que cuatro paredes han podido acumular durante tantos años.
Piensas en los conciertos, en las noches que has pasado allí, ese lugar poco iluminado pero a la par tan lleno de vida, de juventud, de felicidad, de todas las cosas por las que sentiste que tal vez, y solo tal vez, te apetecía que alguien quisiera leer lo que tu cabeza pensaba y tus dedos se encargaban de caligrafiar.
Ahora ya no queda nada de eso, unas tanquetas, unos hombres que se presume tienen que proteger al ciudadano y la violencia han acabado con ello.
Algunos pensarán que ahí solo había punkis o incluso llegué a oir incluso terroristas, y la verdad es que si la incultura fuese delito creo que no existirían carceles suficientes para encerrar a tantos estúpidos. Si, he dicho estúpidos, porque uno no es culpable de ser ignorante, sino de creerse conocedor de la verdad absoluta, o peor, aquella que ven por la televisión, bendito invento de analfabetos.
La realidad es que si tan malo era, si tanto daño ha echo al Gran y poderoso Bilbao, la pregunta que surje es porque tanta gente se ha puesto delante de alguien con pelotas de goma, de porras y cascos blindados. ¿La respuesta? Facil porque ese edificio ha sido foco de muchos milagros, cuando la cultura gratuita era como un espejismo, ellos decidieron que no era la forma de hacer las cosas. Ellos, hombres y mujeres, sin importar la edad, cada uno aportando lo que sabía para enseñar a aquellos que sabían aprender, ellos, a los que algunos he tenido placer de conocer y ahora tan solo puedo ponerme en pie.
A pesar del miedo que he pasado esta tarde por alguno de ellos, de desear que ningún golpe, pelotado o esposas les hubiese echo acabar en una comisaria o peor en un hospital, a ellos, a quienes hoy han estado desde las cinco de la mañana luchando una pelea perdida, a los que han tenido que sufrir que les encañonaran como a criminales o han sufrido las caricias de aquellos que osan decir que velan por su seguridad, tan solo puedo decirles gracias.
Gracias desde miles de kilometros, gracias por haber plantado cara hasta el final y solo decir que aunque ellos consigan derribar las paredes, KUKUTZA quedará en cada uno de vosotros, por lo que hicisteis, por vuestros recuerdos y sobre todo por intentar dar un rayo de luz al cielo gris de Bilbo, que esta noche, no es solo gris, sino un poco mas negro.
ESKERRIK ASKO
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