Aquella podía ser una noche como tantas otras. Nadie por la calle tan solo el sonido de su respiración y el continuo consumir de su cigarrillo.
Sabía que aquello era peligroso.
Abrir la ventana a esas horas de la noche para echarse de un cigarro, podía acarrearle grandes consecuencias, habia oído leyendas.
Entonces sucedió.
Noto que se colaba en su habitación tan pronto como el viento frio golpeó su rostro, la había cagado y ahora debía pensar rápido.
Cogió su chaqueta y saltó por la ventana. Menos mal que vivia en un bajo, cosa por otra parte que no pensó cuando saltó.
Corrio y corrió sin mirar atras, deseando que aquello no le siguiera...pero le siguió.
Durante años corrió por el mundo y conoció a gente de lo mas peculiar. Compartió una copa con un hombre que aseguraba que le habían robado el nombre, charló junto a un lago con una joven que aseguraba venir de otro mundo donde era una princesa o jugó con un niño que se emperraba en compararse con una nube.
Todos raros, todos únicos, todos inolvidables.
Pero aquella cosa le seguía sin descanso. Día tras día encontraba su sombra y lentamente se iba a acercando con la intención de atraparlo.
Entonces cuando pensaba que ya jamás escaparía, una noche igual de fría y oscura que la que dejó su ventana abierta, encontró su salvación.
Miro hacia arriba y vió una luz, un resquicio de esperanza en forma de ventana abierta por la que poder colarse y dejar a su perseguidor atrás.
El joven trepó por la pared, seguido de cerca por su cazador, casi sintiendo su frio y triste aliento en la espalda.
Cuando pensó que no lo lograría una mano salió de aquella ventana, una mano blanca, radiante en esa oscura noche y el la agarró.
Entonces la vió, era ella, solo ella podía salvarle de su perseguidor y sin pensarselo, entró en aquella calida habitación.
Sin recuperar el aliento, se giró y cerro la ventana y dejar de nuevo a la soledad fuera de aquellas cuatro paredes.
Renaciendo
Hace 9 años
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