Después de ver las imágenes de hoy hasta el tipo más
retrogrado del mundo debería sentir algo, en su caso seguramente miedo, en el
mío es simplemente orgullo. Da igual las palabras de esos tipos de negro que se
escudan en la cruz, que hablen de diablos, que juzguen todas las almas que les
gusten, que escupan sapos y culebras por la boca, simplemente han sido
sepultados por la marea morada. No importarán los periodistas casposos de
rancio Barón Dandy que aún no han enterado que el mundo ya no es en blanco y
negro, los políticos de corbata y gomina o lo que aún es peor, mujeres que envueltas
en sus banderas de ideológicas se escudan en estupideces como huelgas a la japonesa para seguir
defendiendo un sistema podrido y que ruboriza a cualquiera con dos dedos de
frente.
Nada de eso importa porque hoy es el día que ELLAS lo
pararon todo.
Me resulta difícilisimo sintetizar cada imagen y gesto de lo que ha pasado hoy sin terminar perdiéndome en datos históricos o simples desvaríos. Lo mejor será llevar esto a un plano mucho más íntimo y personal, algo que conozco de primera mano, lo suficiente como para encontrar que en la dedicatoria de mi libro está escrita en femenino. No es simple casualidad, es quizás mi constante, de una u otra forma las mujeres han estado presentes en cada aspecto de mi vida.
Me resulta difícilisimo sintetizar cada imagen y gesto de lo que ha pasado hoy sin terminar perdiéndome en datos históricos o simples desvaríos. Lo mejor será llevar esto a un plano mucho más íntimo y personal, algo que conozco de primera mano, lo suficiente como para encontrar que en la dedicatoria de mi libro está escrita en femenino. No es simple casualidad, es quizás mi constante, de una u otra forma las mujeres han estado presentes en cada aspecto de mi vida.
Mi Amama y mi sobre todo mi ama me enseñaron lo que
era trabajar. La última desde los dieciséis años y con dos hijos, una currante
nata, constante y con tal profesionalidad que con el paso del tiempo he
entendido que fue en su reflejo donde me identifico. Ese malestar que me corroe siempre que dejo algo a medias o ese deseo por mejorar, por aprender y abordar los nuevos retos de frente
sin importar cual difícil pueda parecer de inicio.
Ella me ha enseñado que el único juicio al que te
debes someter es el de uno mismo.
Eskerrik asko ama.
Por otro lado alguien tenía que cuidarme y ahí entran
mi tía y mi abuela, creerme que recordándolo ahora con gracia, debió de ser un
trabajo de matrícula de honor. Conducción temeraria con dos años, auto-cortes
de pelos o desapariciones como el mejor de Houdini. Quienes me quieren dirán
que era un niño travieso, yo que puedo ser más objetivo, diría que un poco cabroncete.
Eskerrik asko.
Con el tiempo creces y tu mayor Némesis de niñez, a
quién incluso empapé con algo que es mejor no recordar, se convierte sin
quererlo en una hermana mayor con título de prima. A ella se le unen otras
primas políticas y así terminas en medio de una cuadrilla de chicas que lejos
de tratarte como un extraño, terminan arropándote y enseñándote a sentirte como
un adulto aunque aún fueras solo un crio.
Eskerrik Asko.
El tiempo te trae y te quita personas pero nunca algo
tan breve en el tiempo consiguió que se generase un lazo tan fuerte, adoro el
Mediterráneo porque allí siempre tengo un abrazo sincero, íntimo y directo, esa
manera de dejar los rodeos de las palabras bonitas para arroparme cuando mi
vena creativa estaba tirada por los suelos, sin ritmo o dirección, ella llegó
cuando menos lo esperaba, una pequeña superheroína a la que le debo tanto que
ni siquiera podré nunca demostrárselo.
Es por ella por la que volví a creer que a las buenas
personas siempre encuentran a alguien que les entiendan, en este caso además,
terminé siendo testigo de ese vínculo.
Eskerrik asko V.
Otras relaciones el tiempo logran afianzar como el
buen vino. Nacen, evolucionar y mutan hasta convertirse en algo diferente pero
sin embargo igual que el primer día. Ella también tiene nombre de mujer y si
por algo la quiero es por esa complicidad que siempre me ha demostrado a pesar
de lo loca que pueden ser cualquiera de mis ideas. Una confesora que jamás ha
dicho que no a ninguna locura, ella retroalimenta la chispa creatividad que muy
rara vez destilan mis neuronas, siempre será mi primer filtro, porque como la
locura de Don Quijote, ella es el atisbo de razón que le aporta Sancho.
Si algo malo tengo que decir de ella, será que le ha
dado por correr (si, correr, con zapatillas de deporte y sin que te persiga un
león detrás) pero incluso en eso su constancia me resulta digna de aplauso y un
orgullo por haber compartido tantos años juntos.
Eskerrik asko N.
Por último y tras mil y una batallas al corazón,
desengaños y luchas sin cuartel ni rumbo apareció el reverso de mi propia
locura. Esa libertad de no sentirte juzgado, atrincherados en un sofá siempre
es algo que necesito tras un día de nubes y tormentas, ella sabe que
últimamente ha habido muchos de esos, es más, las borrascas siguen estando
encima de mi cabeza. Tiros y tirones de un futuro que ella suaviza con una
sonrisa, es un placer compartir cama, locuras y tostadoras sin desenchufar.
Eskerrik asko N.
Por esto no me extraña que la dedicatoria de algo tan
íntimo como un libro tenga género femenino en mi caso. Ellas son mis espejos,
las que están y las que no, ellas me han enseñado a no valorar a una persona por
el género, la orientación o la manera con la que quieren vestirse. El respeto
ante todo lo básico que nos hace humano o ese desprecio intrínseco a todo aquel
gesto de aquellos pensamientos que pertenecen a otros tiempos pero que parecen
que algunos se niegan a tirar a la basura.
Ellas no son mías y yo no soy de ellas, simplemente
compartimos buenas y malas experiencias, sin pedir el uno al otro más de lo que
se está dispuesto a ofrecer. Claro que las protegeré de cualquier mal tanto
como pueda, igual que sé que ellas lo harán, cubriéndonos las espaldas de las
puñaladas que siempre vienen de donde menos te lo esperas.
Ellas no quieren príncipes azules como yo no quiero
princesas, yo quiero a las mujeres que me rodean, porque ellas me inculcaron el
gen de respetarlas a todas. La fortaleza de mostrar tus sentimientos y dudas
sin necesidad de pintarte esa cara de falsa hombría aséptica, ellas me han enseñado a que en ahí reside la
fortaleza y quizás por eso me siento tan cómodo creando personajes femeninos.
No, no es porque sepa en qué piensan las mujeres sino porque simplemente para
mí no existen dos tipos de pensamiento según el género sino por los perjuicios
que nos inculcan de niño.
Os agradezco a todas vosotras por haberme enseñado
esa lección.
Gracias por hacerme ver como algo natural que una
madre se saque la teta para alimentar a su bebe sin montar un espectáculo,
gracias por no haberme inculcado esa asquerosa necesidad de tener que hablar
sobre partes de cuerpo de mujeres ajenas o valorar a mi jefa por su propia
capacidad y no por su género.
Hoy es su día pero mañana deberá de ser el de tod@s, porque toda revolución siempre comienza por dar un pequeño paso. Por mí solo dar una vez más gracias, muchismas gracias por haber moldeado a un niño para convertirse en un buen hombre que intenta aprender a ser mejor cada día.