Otro año más que se queda atrás y el quince en poco
tiempo dará paso al dieciséis con un sentimiento encontrando entre lo personal
y lo global. Empezando por lo segundo porque es mejor comenzar con lo agrio, la
vergüenza, es un año que creo que es lo que más he sentido cada vez que he
tenido la ocurrencia de encender la caja tonta. Vergüenza de pertenecer a un
país donde el mangoneo es llamado picaresca y el pueblo está al servicio de la
política y no viceversa.
Es la muerte de la decencia que durante demasiado
tiempo se ha guardado debajo de la alfombra, tanto que la mierda ha comenzado a
oler y lo peor es que mucha gente parece que han perdido el olfato. El egoísmo y
la vagancia siempre jugará en favor de aquel que reparte las cartas, los tahúres
de izquierdas o derechas, que prefieren generaciones adictas a telebasura que
libre pensadores con alma de ratones de biblioteca.
Sin embargo ni siquiera eso es lo más lamentable.
Incluso la corrupción se queda en nada cuando ves que
la gente de oriente decide irse a occidente, igualito que cuando ese niñito al
que les debemos estas fechas, pero sin regalos debajo del brazo. Solo traen el
miedo a la muerte motivada por la barbarie ajena, cadáveres que ya resultan
livianos para nuestros ojos pero que siguen sucediéndose en nuestra tierra.
Ellos siguen muriendo y nosotros seguimos consumiendo, el círculo no se rompe,
a veces se ovala cuando la sinrazón toca un poquito más cerca y doscientos
muertos se convierten en una barbarie frente a los miles que mueren a cientos
de kilómetros de distancia.
El precio de haber nacido en el lado equivocado del
mundo.
Así pues viendo la que está cayendo, entre incendios
de dedos especuladores y la sinrazón de las balas, es mejor quedarse con lo
personal, ese sentimiento de saber que a pesar de haber sido algo convulso,
este año aún mantengo a mi mano a mi póker de reinas y el comodín debajo de la
manga izquierda. Meses de aprender a priorizar hasta terminar de cerrar puertas
para volver a disfrutar del paisaje que te muestran las ventanas, nuevos retos
y antiguos finales felices que comienzan a vislumbrarse de la distancia.
Entre media conociendo a personas interesantes.
Es una de las mejores sensaciones que nadie puede
sentir, disfrutar de la creatividad en compañía a sabiendas que aquellos que se
quedan seguirán nutriéndote de cosas positivas y sin saber que te pueden
aportar en este nuevo año.
Mientras se descubre el misterio seguiré haciendo lo
que más me gusta, llenar líneas en este pequeño espacio personal con poca
intimidad.
Leia Mais…