2/27/2012

DOLORES DE CABEZA

La verdad es que si hay algo realmente horroroso en este mundo, bueno o una de las cosas mas horrorosas, son las migrañas.

La verdad es que ver lucecitas y comprender que te va a venir a una hora de casa y ante un largo camino de regreso es para echarte a temblar y no es para menos, porque cuando llega llega de verdad, avisando y por todo lo alto, como un verdugo ante el que no puedes escapar.
Conclusión casi todo la mañana del domingo fuera de juego.
Sin embargo todo ese tiempo tirado sin hacer nada, mirando el techo blanco de tu habitación te dan tiempo de sobra para buscar el filósofo que todos tenemos dentro y valorar la sucesión de situaciones en que has convertido tu vida.
Una especie de montaña rusa, con giros y mas giros que te llevan hasta sitios que jamás pensaste que llegarías, sucesos, que hacen que según pasa el tiempo empieces a entender que no se puede vivir bajo la dictadura del negro o el blanco, sino, en una sucesión de colores donde casi nunca nada es lo que parece.
Creo que si con algo he aprendido a controlar mi visceralidad a la hora de cortar por lo sano, ha sido sin duda gracias a la experiencia en ese aspecto. Enemigos que se vuelven amigos, amigos enemigos, conocidos desconocidos y desconocidos totalmente conocidos, un juego de luces y sombras en los que por mucho que intentes calcular el siguiente movimiento, las variables resultan infinitas.
Por eso hay que aprovechar las buenas sorpresas, esas que vienen sin previo aviso en forma de correo o ese mensaje que se preocupa por tu lamentable estado de salud debido a la edad, porque seamos sinceros, todos deseamos llorar un poquito y que nos hagan caso cuando estamos malitos. Son detalles que te llenan, una voz amiga, un café sobre teorías absurdas con base cuasi científica o recuerdos que te hacen esbozar una sonrisa. Son pequeñas cosas que hacen que incluso valga la pena un poco de sufrimiento en la cabeza, si sabes que cuando necesitas una palabra de apoyo, la puedes encontrar sin buscar demasiado.
Por cierto creo haber adivinado la procedencia de mis migrañas....el vino tinto! En fin, tendré que empezar a comer con Whisky.


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2/23/2012

EL CAMBIO A NO CAMBIAR NADA

La verdad es que llevamos dos meses de cambios, bueno eso es lo que nos cuentan todos cambios y mas cambios pero sin saber realmente lo que esta cambiando.

Bueno claro que lo sabemos, cambiamos hacia atrás, retrocedemos como los cangrejos y lo que mas extraña de todo es que nadie se indigne.
Porque seamos honestos, vivimos un tiempo que no estar de mala ostia cada día ya es un reto.
Cada hora nos salen con una nueva para poner a prueba nuestra paciencia, corruptos, arrejuntados a las coronitas de sangre azul con oficio de trileros, políticos que juegan con los ciudadanos que les votaron como si fuesen muñequitos del lego o recortes de tijera porque sino vamos por muy mal camino...

La pregunta es:
¿Es que se puede ir peor?

A este ritmo dicen que cerca del 12 por ciento de los españoles vivirán en el umbral de la pobreza, si habeis leido bien, doce de cada cien estarán subsistiendo para poder comer en un gran país del primer mundo que se enorgullece de tener una copa del mundo, bueno dos que también tiene la del futbol, porque yo me refería a la corrupción.
Spanish is diferent...y tanto, porque manda cojones que unos estudiantes se manifiesten porque los señores de los trajes les han ROBADO el dinero para calefacción y en vez de meter a estos en la carcel, expropiarles todas sus posesiones y obligarlos a devolver cada céntimo con intereses, los que acaban calientes de vuelta a casa (los que no acabaron detenidos claro) son los propios estudiantes.
Pero quizás lo mas grave no sea eso, digamos que la violencia es algo innato en el poderoso cuando ve que su mansos corderitos pueden montar una rebelión en la granja. Lo realmente denigrante, es que unos amagos de periodistas vean las imágenes e intenten justificar con toda la convinción del mundo el apaleamiento de un chaval por cinco, si, cinco policías preparados e uniformados.
Lo que me hace pensar que ojala por nuestro bien nadie quiera invadirnos porque haciendo cálculos, si para inmovilizar a un quinceañero desarmado se necesitan cinco tios....el día que venga alguien de su tamaño estamos realmente jodidos!
La palabra a todo esto es lamentable.
Lamentable que el jefe de la policía se dedique a tirar cerrillas a la gasolina, llamando enemigo al pueblo, denigrante que escuches a un señor al que pusieron fino y fue a pedir explicaciones del motivo de la brutal agresión solo para conseguir jarabe palo al cuadrado, y aun, escuches que la culpa es solo suya, que como a los perros se les dice que muerdan ellos muerden...su culpa por haber estado dentro de su boca.
Otro gran dilema se plantea entonces, dado que como esos funcionarios no tiene cerebro para valorar el bien y el mal, cuando tenga que hacer cualquier gestión deberé ir con un par de manzanas o un abogado para que me entiendan, o también me pregunto, ¿Si para lo único que sirven es para atacar porque son necesarias las oposiciones? Total, que se ahorren papel que estamos en crisis.
Sin embargo todo igual, todo cambia menos lo que realmente tiene que cambiar, me alucina, que gente que cobra millonadas me pida a mi austeridad y ni siquiera se dignen a plantear bajarse el sueldo y los privilegios, mas aún, cuando salieron voceando a los cuatro vientos la formula del éxito y ahora nos venden una austeridad de al menos un año mas para pasarlas putas.
¿Entonces para que sirven?
¿Que le hace su producto diferente al anterior?
Nada, eso lo resume todo, simplemente cambiamos el envoltorio de rojo a azul pero seguimos tirando la misma mierda a diferente tejado, el problema, es que la gente acabará cansándose de ese olor a podrido y antes o después acabará por hacer lo que se hace con la basura, incinerarla y tirarla, puesto que como bien dice una canción:

Cuando usas una tijera contra un derecho ganado con sangre sudor y lágrimas, al final, alguien tirará una piedra contra esa tijera.





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2/20/2012

LA PENITENCIA DEL CARNAVAL

Cuando mezclas ranas con Ron, un poco de vino, un chorrito de algo verde que sabe peligrosamente al mistol y a cinco tontodelculo, sale como mezcla un lunes de esos que te cuesta hasta respirar.
Pero da igual porque fue carnaval!
Noche de ir saltando, gritando que no queríamos charcas sino piscinas, de bailes, vídeos y fotos....y menudas fotos...horreur!!
Porque a fin de cuentas en carnaval nunca se suele uno comportar como se debe, eso de las mascaras y los disfraces nos hacen sacar facetas ocultas que ni siquiera pensamos que teníamos....curioso, tanto, que incluso la noche se disfraza para enseñarnos escenas subrrealistas, algún año contaré en unas líneas, una noche hace ya unos añitos, en un pueblo que no quiero recordar la historia de una enfermera travestida, dos policías de secretas y una ratita que no se quería levantar de la cama donde se había tirado a dormir la mona.
Pero eso será otro día, hoy toca recuperar la vida y sobrevivir al carnaval.

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2/16/2012

LA MOTIVACIÓN DE RASCARSE LA BARRIGA

La verdad es que suele ocurrir siempre de la misma manera, por lo menos, eso es lo que me sucede a mí cuando siento que algo no funciona.
Y algo realmente no funciona en mi forma de plantear las cosas, la vida y todas esas dudas existenciales a las que creo someter mi complaciente conciencia casi a diario. Tal vez sea el tiempo, mi falta de motivación por mis vicios y virtudes o ese deseo de encontrar algo que me haga sentir especial y único. La verdad lo busco, lo intenté encontrar sin existo entre líneas y borrones, entre historias y personajes pero sin existo, tan solo el silencio como respuesta a siete simples hojas en las que deposité todos mis sueños y deseos.
La ingenuidad al conseguir oler mis cosas en hojas de un libro con olor a nuevo me nublo, creando una ilusión en forma de motivación por crear, por mostrar y disfrutar de unos lectores anónimos que gozaran de todos los pequeños momentos en que sentí que las musas me acariciaban.
Pero todo a terminado en pesar demasiado.
Tal vez deba volver a empezar de cero, esa será mi meta en este Marzo, dejar al pequeño Peter pan en el armario de nunca jamás, encerrado bajo cadena perpetua sin fecha prevista de revisión. Seguramente debo comenzar a malgastar mas mi tiempo, salir un poco con los amigos y conocer a nuevas personas, romper los círculos viciados bajo ese fino hilo que convierte la amistad en algo mas, algo que al final duele y aprisiona tu pecho hasta convertir el mayor de los placeres en una pesadilla. Creo que debo caminar hacia el otro camino, ese que es mas vulgar, mas rítmico y sin muchos sobresaltos mas lejos de tumbarse en el sofá y degustar alguna buena serie.
Algunas personas dicen que no podré hacerlo, que mi carácter me lo impedirá y volverá a rebelarse contra la monotonía...pero ya me siento mayor, demasiado y cada día un poco mas, deseo sentir esa monótona sensación de levantarte con alguien a mi lado en la cama.

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2/13/2012

HE VISTO LAS CALLES...

Hoy todas las cadenas de televisión, periódico o cualquier medio gráfico han tenido la misma portada.
Atenas arde.
Arde ante la exigencia medieval que se obliga a obedecer a sus habitantes, tan ahogados ya de sentirse oprimidos que han explotado de forma violenta, caótica, desatando un infierno de fuego en una ciudad que tiene pinta que lo único que va a quedar intacto son sus ruinas.
Porque por muy domesticados que esté cualquier animal, por mucho que le hayas enseñado a mear en la calle o darte la patita, si lo pegas una vez escapará con el rabo entre las piernas, si le golpeas dos veces se ira gruñendo, pero si le pegas una tercera vez probablemente te muerda la mano.
Eso es lo que ha pasado, un gran mordisco en la mano que mueve el euro, esa que tan solo busca enriquecerse a costa de la miseria de los demás países, viéndolos como súbditos para su riqueza, en vez de iguales como dijeron que serían.

Recordando la anterior crisis, esa que trajo tantas luchas y noches iluminadas por las llamas, recuerdo que la droga aplacó gran parte de esa lucha
y coincidencia o no, todo se quedó a medio camino por hacer.
En esta la droga vuelve ha hacer acto de presencia, y no me refiero a las pastillitas de colores que se toman todos los fines de semana esta generación que prefiere no pensar, me refiero, a la televisión, a sus cientos de canales, a sus millones de estímulos que en cierta manera nos han vendido este engaño de poder permitirnos vivir de una forma que nadie pudo jamás mantener en realidad. Un exceso de información, contando cada uno lo que mas le interesa, cada uno retocando, manipulando o directamente, mintiendo sin tapujos cosas tan obvias que llegan a rozar el mas absoluto ridículo.
Porque por muchas reformas que nos vendan, por mucho que nos digan que todo sera para nuestro bien, hay mucha gente que ha dejado de creer en eso, que tan solo ven las llamas de Atenas como una especie de señal que al final, la lucha será inevitable y nos guste o no, estemos preparados o no, todo volverá a arder otra vez.



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2/07/2012

LO ULTIMO ANTES DE CERRAR


Creo que antes de dejar esto en el baúl de los "proyectos de futuro incierto" les debo a las tres personas que me han aconsejado, corregido y sobre todo, apoyado para formar este borrador que quise convertir en el inicio de mi nuevo proyecto.

Nere
Ainhoa
Txino
Gracias.

ROJO CARMIN

Traspasa el umbral de su casa, golpeándose contra las paredes en un desesperado intento por llegar a tiempo al baño. Los recuerdos se agolpan en su cabeza con tal violencia que las náuseas se apoderan de su cuerpo casi al instante. Se arrodilla y, sin apenas tiempo para reclinar la cabeza, siente cómo el desagradable sabor del vómito inunda su garganta. Su cuerpo comienza a temblar fruto de las cada vez más violentas arcadas, mientras su mente, se encarga de trasportarle de regreso al pequeño y bello pueblo donde nació.

Aquel paraje de ensueño que escondía un lado oscuro.

Un lugar donde cualquier mujer con una aspiración mayor a la de convertirse en una servicial ama de casa era fuente de habladurías e hirientes comentarios. Sin importar si tu marido regresaba de madrugada con la ropa impregnada en perfume barato o si tenías que salir a la calle con gafas de sol en pleno invierno. Un lugar en el que siempre se debía mantener la sonrisa en señal de sumisión, como una fiel cordera a la espera a ser devorada por su íntimo lobo.

Fueron esas ganas de comenzar una nueva vida sin ningún tipo de cadena las que impulsaron a su abuela a vender la parte de la empresa familiar que le correspondía como herencia cuando su marido murió, si bien era cierto que su nieta le importaba demasiado como para dejarla a merced de aquel cruel destino con tintes de servidumbre. Por eso, cuando cumplió la mayoría de edad, pagó su acceso a la universidad en un intento por alejarla de aquel lugar repleto de depredadores.

Su cuerpo le da un momento de tregua que no duda en aprovechar para levantar la cabeza e intentar calmar su cada vez más acelerada respiración, se limpia la boca con la mano y el rojo carmín mancha su rostro. Sabe que tan solo se trata de algo pasajero, conoce muy bien aquella sensación puesto que no es la primera vez que su memoria le atormenta con aquella fatídica noche de Julio.

Cuando bajó del autobús estaba anocheciendo y el sonido de un trueno precedió a una monumental tromba de agua que hizo que se empapara por completo en cuestión de segundos. Sonrió ante la agradable sensación de la cálida lluvia sobre su piel, hasta que cayó en la cuenta de que el agua podía estropear su pequeño y recién adquirido relicario de plata, una joya cuyo interior albergaba una vieja fotografía de su bisabuela y que había acompañado a su abuela durante toda la vida, un talismán que ahora le pertenecía como regalo por el inicio de aquella nueva etapa.

Guardó con mucho cuidado el colgante en el interior de la camiseta y, sumida en los sueños que le deparaba su prometedor futuro en la ciudad, continuó su camino.

Después su recuerdo se volvía borroso.

El ruido sordo de un motor acompañado de aquella deslumbrante luz siempre precedía a la asfixiante sensación de estar tendida en el suelo. Tumbada y sumisa ante la acelerada respiración de su agresor mientras recorría con su asquerosa mano la blanca piel de sus piernas. Pero, sobre todo lo demás, si cerraba los ojos, aún podía oler aquella pestilente mezcla de sudor y tabaco de mascar que, a pesar de la oscuridad, le ayudó a identificar al desalmado que le manoseaba buscando sus rincones más íntimos. Se trataba de aquel joven de sonrisa perfecta que siempre había intentado invitarle a dar una vuelta en su ruidosa moto y, ante el cual, muchas chicas del pueblo habían cedido cada uno de sus encantos.

Ella siempre se negó a convertirse en un apetitoso majar y, tal vez porque se sabía enterado de que aquel verano se marcharía lejos de sus garras para siempre, él decidió robar lo que nunca le perteneció.

Lo último que recordaba era el fuerte tirón que arrancó su ropa interior y cómo sus lágrimas resbalando por sus mejillas se mezclaron con la lluvia. Después tan solo había oscuridad.

Su terapeuta siempre le explica que aquella es la forma en la que su mente bloquea los malos recuerdos. La manera en la que su cabeza intentar omitir algunos dolorosos detalles de aquella traumática noche. Pero ella sí que recuerda, lo que sucede, es que debe proteger aquellos recuerdos.

Todo volvía a cobrar nitidez en la oscuridad de aquel viejo tocón, escondida entre las sombras de aquel bosque, mientras sentía cómo el dolor se mezclaba con el sabor metálico de la sangre y mantenía el puño cerrado, con tal fuerza, que parecía que en su interior estuviese protegiendo su propia alma. Aunque, sobre todo, se acordaba de ella.

Estaba a su lado, mirándole con aquellos enormes ojos de color verde que por alguna razón le resultaban tan familiares. Sus labios, perfectamente visibles gracias a la coleta que mantenía recogido su largo pelo negro, estaban manchados de sangre. Le sonrió, y, tras posar una de sus estilizadas manos sobre su cerrado puño, comenzó a separar sus agarrotados dedos para descubrir el macabro tesoro en forma de dedo amputado de su interior.

Aquella vez también, las náuseas se agolparon en su garganta, solamente superadas por la imperiosa necesidad de emitir un desgarrador alarido. Un grito que nunca surgió puesto que un rápido movimiento de su desconocida salvadora le tapó la boca.

Fue entonces cuando se percató del aroma a lavanda que desprendía la desconocida.

Por eso no nunca dice nada a su psiquiatra, tiene que proteger la identidad de la Cazadora. Aquella chica que durante su niñez le había protegido en los momentos difíciles de la vida y que, ahora, necesita desesperadamente que regrese a su lado. La misma persona que jamás regresaría porque ella misma se había encargado de alejarla para siempre.

Se conocieron siendo niñas. Aquella tarde estaba asustada y corría sin mirar atrás por el bosque que rodeaba el pueblo. Entonces la vio, recogiendo lavanda para su madre y, en ese mismo instante, como si aquel dulce aroma hubiera disipado cualquier temor en su interior, sintió que aquella niña de largo pelo moreno y pecoso rostro, debía convertirse en su mejor amiga. Se acercó y, tras presentarse, ambas se convirtieron en inseparables.

Le acabó apodando la cazadora por su especial habilidad para atrapar cualquier bicho, o por esa agilidad felina para trepar hasta la copa de casi cualquier árbol, aunque su nombre real era Cora. No iba a la escuela y era su madre la encargada de su educación, por eso, jamás la había visto en el colegio a pensar de tener su misma edad. En su rostro siempre había dibujada una dulce sonrisa en forma de invitación permanente a las mil y una aventuras que día tras día le proponía.

Durante los meses que permanecieron juntas sintió que nada malo podría sucederle y así fue hasta aquella fatídica tarde en el río.

Las náuseas regresan con aquel nuevo recuerdo pero no le queda nada más que expulsar en su vacío estómago. Tan vacío como lo estaba su alma. Aquella es su penitencia, su pago por haber elegido dejar de lado a la persona que tanto se preocupó por dibujar una sonrisa en sus tristes labios.

Le tenían expresamente prohibido ir a jugar allí pero su amiga le convenció y, tal y como había hecho infinidad de veces, desoyó las palabras de sus padres. Tan pronto como llegaron junto a la orilla, Cora comenzó a saltar sobre las lisas piedras que servían de puente natural y ella la siguió, pero no era ni tan rápida ni tan ágil como la cazadora. Chilló, pero su amiga no le escuchó y, temiendo que se marchase sin ella, comenzó a saltar con mayor rapidez. Ni siquiera esperaba un segundo entre salto y salto. De pronto, la mala suerte quiso que su pie resbalase y se golpease con fuerza contra las rocas.

Despertó horas después en el hospital con un terrible dolor de cabeza. La voz de su madre se podía oír a través de la entreabierta puerta de la habitación, sonaba preocupada y estaba hablando con otra mujer.

Un ruido procedente de la ventana le hizo girarse y vio a Cora, saludándole alegremente desde el otro lado del cristal. Abrió la ventana y, cuando la cazadora entró en el interior, no perdió ni un instante en comenzar a relatarle las mil y una aventuras que les esperaban cuando le dejasen volver a casa.

El sonido de la puerta al abrirse interrumpió a la cazadora y ésta, tan rápida como un gato, se escondió debajo de la cama justo a tiempo para evitar ser descubierta por la mujer de bata blanca que entró un segundo después en la habitación.

La recién llegada le prometió que pronto estaría en casa pero, antes, debía encontrar a Cora porque sus padres estaban muy preocupados. Había preguntado por su paradero a su madre justo antes de entrar en la habitación y le había dicho que si alguien podía saber algo sin duda era ella.

Lo que ni se podía imaginar que se escondía debajo de su propia cama.

La doctora le miraba con gesto serio mientras insistía en que los padres de su amiga estaban realmente muy preocupados hasta que, finalmente, y aunque sintiese que traicionaba a su amiga al contarlo, acabó confesando su escondite.

Viéndose descubierta, su amiga salió de debajo de la cama, pero la doctora ni siquiera se molestó en saludar a la cazadora. En vez de eso, esbozó una tierna sonrisa y tras cogerle con dulzura de las manos, le pidió que se despidiese de Cora para que pudiese seguir descansando.

Después salió de la habitación.

Su amiga estaba triste y no quería por nada del mundo separarse de ella pero, pensando que sus padres estaban esperándole, finalmente le convenció con una promesa. Pasase lo que pasase, siempre se protegerían la una a la otra y tras sellar la promesa como hacían los niños (escupiéndose en las palmas y se dándose un fuerte apretón de manos), su amiga abandonó la habitación por la misma ventana que había entrado.

Con el paso de los días, sus compañeros de clase fueron visitándola pero su amiga nunca regresó a aquella habitación. También la doctora empezó a ir a su habitación casi a diario. Dibujaban juntas y hablaban de muchas cosas pero siempre que intentaba contarle alguna historia vivida junto a Cora, la doctora le interrumpía y, tras acariciarle el rostro, le recordaba que tal vez nunca más volvería a ver a su amiga porque sus papás, muy preocupados tras lo ocurrido en el río, habían decidido mudarse a la ciudad.

A ella le entristecía escuchar aquellas palabras y, noche tras noche, lloraba en silencio.

Hasta que llegó un día dejó de llorar.

Con la visita de los niños de su clase y las conversaciones con aquella mujer su tristeza fue desapareciendo, hasta que llegó un día en el que la mujer de bata blanca le dijo que podía volver a casa. Se alegró mucho al oír aquellas palabras y, ansiosa por regresar al colegio para poder jugar con todos sus amigos, se vistió, con el pulso acelerado, se puso el vestido azul y aquellos zapatos nuevos de color rojo.

Siempre recordaría aquel día por la sonrisa en el rostro de su madre cuando le dio aquellos zapatos, aunque nunca olvidó tampoco la promesa que hizo a su amiga.

Aquella noche Cora regresó. Lo hizo como lo haría la heroína de cualquier cuento, apareciendo en el último instante para salvarla de ser devorada por el cruel lobo.

Cuando el ruido de la moto desapareció en la lejanía su vieja amiga le acompañó hasta la puerta de su casa, se despidió de ella, no sin antes recordarle la promesa de que nunca más la dejaría sola de nuevo y desapareció entre las sombras de la noche.

Entró en casa en silencio y, aún descompuesta por lo que acababa de suceder en aquel oscuro bosque, se dirigió con paso renqueante hasta la sala de estar donde sus progenitores veían la televisión cómodamente sentados en sus enormes sillones de piel. Su padre ni se molestó en separar la vista de la pantalla y, de no ser por el grito de sorpresa de su madre al verla cubierta de barro, ni siquiera se hubiera percatado de su presencia. Intentó hablar, pero ninguna palabra brotó de su boca e, instintivamente, buscó en el interior de su destrozada camiseta el pequeño relicario, solamente para comprobar que el cierre se había doblado y no se volvería a abrir hasta muchos años después.

Sintió cómo una creciente asfixia se apoderaba de su cuerpo, el aire dejó de entrar en sus pulmones y, sin poder soportar aquella intensa presión en su pecho, rompió a llorar.

Finalmente, una temblorosa voz comenzó a brotar de su garganta relatando todo lo ocurrido aquella noche, sintiendo que con cada palabra que surgía de su boca, cada centímetro de su ser se sumergía un poco más en la oscuridad.

Al concluir la cruenta historia no se sintió liberada y, de no ser por el cálido abrazo de su madre, probablemente se hubiese derrumbado allí mismo. Fue un tierno gesto que, sin embargo, tan solo duró el tiempo de las palabras que le acompañaron.

Por el bien de la familia, debes olvidar lo ocurrido”.

Aquella orden disfrazada de súplica le sorprendió de tal manera que las lágrimas dejaron de brotar al instante de sus ojos. Totalmente desconcertada, observó a su padre, quien le observó con aquella mirada mezcla de decepción y asco grabada en sus pupilas. Mirada que quedaría grabada en su memoria para siempre.

Sin entender lo que sucedía, bajó la cabeza y se dirigió a su habitación. No comprendía el motivo por el que su propio padre había reaccionado sin mostrar el menor ápice de compasión tras la brutal agresión que había sufrido, ni por qué lo único que se había dignado a decir su madre era que olvidase lo ocurrido. Unas preguntas que no se resolverían hasta unos años después, cuando se enterase de que aquel desalmado no se trataba de otra persona que el hijo pequeño del socio de su padre. Pero en aquel entonces solamente el vacío fue dueño de sus pensamientos.

Tras entrar en su cuarto, abrió la ventana y, sin fuerzas siquiera para encender la luz, se tumbó en la cama mientras el dolor recorría cada una de las heridas de su cuerpo. Una leve llama procedente de un mechero iluminó durante un instante la estancia. Lo suficiente para que viese la silueta de su salvadora sentada cómodamente sobre la repisa de la ventana.

Se incorporó y, al acercarse con paso renqueante a su amiga, la luz de la luna iluminó su estilizada figura. Vestía unos pantalones vaqueros, una camiseta de tirantes negra y unas llamativas deportivas de color rojo sangre que atrajeron su atención.

Sus miradas se cruzaron durante unos eternos segundos hasta que, finalmente, rompiendo el sepulcral silencio, Cora tomó la palabra. Había observado la reacción de sus padres y le ofreció todo lo que ellos le acababan de negar. Para ello tan solo tenía que dejar su mundo sin mirar atrás, olvidarse de todo y comenzar una nueva vida junto a ella.

La joven escuchó aquellas palabras y durante un instante estuvo tentada a aceptar aquella generosa oferta, pero su sueño se lo impidió. Siempre había soñado con estudiar en una buena universidad, aprender y forjarse una vida lejos de aquel pueblo. Además estaba su abuela. Ella sabría darle el amor que sus padres le habían negado y, a su lado, no tenía duda de que encontraría un nuevo futuro para su vida. Por eso renegó de aquella proposición, decidiendo continuar con su sueño a pesar del doloroso revés que había sufrido aquella noche.

La cazadora le miró, esbozó una triste sonrisa como respuesta a su negativa y, tras decirle que algún día volvería para hacerle de nuevo aquella tentadora oferta, saltó por la ventana para fundirse de nuevo con las sombras de la noche.

Con aquella enigmática respuesta como despedida, Cora desapareció otra vez durante años.

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FIN

La verdad es que cuesta escribir esto, pero para bien o para mal siempre me he movido por estímulos, es cierto que con mas fallos que aciertos, aunque no sé otra forma de seguir tirando hacia delante.
Lo aprendí hace años y al final siempre termino por ceder a ellos, tal vez porque a pesar de mi fachada de fría objetividad en el fondo, soy un galimatías emocional que no sabe ni por donde le da el aire por mucha veleta que me crea que soy.
Así que he decidido de golpear teclados, de contar historias y dejar que la monotonía se apodere de mí. No es por falta de ideas que contar, de vidas o personajes que crear, sino la carencia total de saber como contarlo, expresarlo o en este caso, escribirlo, algo, que creo que es mucho mas fundamental y sin lo que el resto simplemente se convierte en anecdótico.
No me gusta lo que tecleo, nada, siento que no es lo suficientemente bueno como para que llegue a algún lado y eso me frustra hasta llegar a jugar a la ruleta rusa con la papelera de reciclaje de mi escritorio, sus balas, mis historias. Ahí es donde veo que terminarán todas, en el olvido, en poco mas que una anécdota dentro de unos años de una cosa que quise ser y como casi todo en mis treinta años de vida nunca llegue a conseguir.
Se que algunos me diréis todo lo contrario, me llamareis o incluso escribiréis algún comentario positivo para que cambie de parecer, pero en el fondo, sois vosotros y no podéis valorar mis palabras con la objetividad que necesitan ser valoradas en estos momentos. Creerme ya he intentado sacar mi sueño fuera de mi circulo y tan solo he recibido silencio, nada, ni para bien ni para mal y no hay nada peor que el indiferente silencio.
Esta semana dejé siete páginas y metí en un compromiso a alguien, obligándola casi a ser mi mensajero, mendigando por una opinión de alguien que no podría tratarme con vehemencia dado que ni siquiera le conozco. Mas silencio. Por eso he decidido que jamás comprometeré a nadie mas, que cuando sienta el gusanillo de aporrear un teclado me conformaré con esto, este pequeño rincón donde no importa si lo que escribo está bien o esta mal, sino que simplemente se resumen en algo intransferible y personal.
Así que tal vez algún día vuelva a descontar los cuentos contados, a crear algo nuevo o simplemente a dejar que el olvido se apodere de ello. Puede durar unos días, semanas o quizás jamás vuelva a robar horas de sueño por intentar algo para lo que nunca estuve destinado, lo intenté, creé y al final no funcionó.
Por eso me quedaré con los buenos recuerdos y un libro bajo el brazo como recordatorio que en algún momento que alguien leyeses mis líneas me llenaba de felicidad.



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2/05/2012

ANDANDO

La verdad es que los días como estos, en los que el frío da paso a la lluvia, te das cuenta que apenas necesitas otra cosa que seguir caminando para evitar que se te hielen hasta los huesos.
Tal vez no sepas hacia donde vas (en mi caso es algo bastante común eso de andar dando tumbos, digamos que lo he convertido en una forma de vida) pero lo importante es que no hay que pararse o tal vez no dejar que se te enfríe el cerebro, las ideas o directamente tu libre albedrío.
No sé, igual me equivoco en elegir no apagar el interruptor y dejar mi vida en piloto automático, pero por lo menos, he decidido hacerlo así. Son las ganas de seguir decidiendo, de no querer entender como funcionan los Realities o preferir leer a encender la televisión.





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2/02/2012

NIEVE

Dicen que la nieve es algo bonito, blanca, pura....y una mierda! La nieve cala hasta los huesos y tal vez sea divertida sino tienes que estar cuatro horas en la puta calle, con los pezones listos para asaltar una joyería y con tal tembleque, que si fueses artificiero, estarías realmente jodido.
Que la nieve es divertida, ja, es tan divertida como el frío que hace, tanto, que estoy seguro que en cualquier momento de la tarde tendré que pelear a muerte con una banda de pingüinos, que son bichos muy monos, pero también tienen muy mala leche cuando se invade su territorio, y dado el tiempecillo de hoy, no dudo que les dé por pasar una temperatura visitando a Puppy.
Así que una mierda para la nieve y otra para el fresquito invierno, que si, que vale, que hoy estoy algo malhumorado pero es que tengo canicas en vez de pelot....eso, no me hagáis hablar mas que estamos en horario infantil.







PD. ¡¡¡¡¡QUE LE FOYEN A LA NIEVE!!!!!!!

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SOLAMENTE UNA PIEZA...