Parece que el cambio finalmente ya esta en camino y la verdad que después de un día malo como el de ayer, hoy una sonrisa lo resumen todo.
Mañana será días de despedidas, despedidas de una casa que ha sido una parte importante durante tantos buenos meses. Así que pasito a pasito, nuevas cosas se crean y eso siempre te produce una sensación de satisfacción. Tanta que cosas que creías te causarían mucho daño romper, no es así, lazos que siempre han crecido desde el rencor y como tales nunca volvieron a estar sanos. Otros en cambio evolucionan, puesto que cada uno elije su camino y hay que respetarlo, porque a fin de cuenta nuestros aciertos y fracasos los marcamos nosotros mismos y tan solo puedes desear que ese camino sea de vino y rosas. Porque aunque evolucionen, aunque la distancia crezca siempre quedan locuras con forma de billetes de avión, dos cámaras de vídeo y un millón de nuevos recuerdos por crear.
Otros en cambio no evolucionan, pero para bien. Son días de locura, de tiendas, cómodas y camisas. De sonrisas y un estado de tontería que a veces puede parecer preocupante en ojos ajenos y sin embargo, es algo tan sano como necesario.
Luego hay gente que comienza a entrar en tu vida, a pasitos, a palabras y gestos que necesitan su espacio en tu atención y por lo tanto, los lazos viciados sobran porque a fin de cuentas, llevas un montón de tiempo peleando por ellos sin notar siquiera el mas mínimo cambio.
Así que nos vamos, cerramos el chiringuito y tan solo queda un brindis por Bulbabia y un recuerdo en la memoria para siempre.
A veces el caos en el que vives te sumerge tan hondo que es muy tentador perderse para siempre en su interior. No es una sensación nueva pero si surge en un nuevo momento, con tus experiencias y nuevas fichas en el tablero. Estas ideas surgen en días malos como el de hoy. Días en los que gruñes y sientes que si tu cuerpo va a tirones, tu cabeza directamente no logra seguir adelante. Son momentos de valorar y hacer balance de lo que necesitas a tu lado, lo que puedes prescindir o simplemente dejar que se diluya con el tiempo. Nada de malos rollos, ni enfados ni nada que acarree luego noches sin dormir, simplemente dejar fluir las cosas. Empezando por cuidarte un poco mas y hacer las cosas como se deben hacer con calma pero sin despistes. El resto es un puzzle que aun estoy confencionando pero ya empiezo a descubrir las piezas que tal vez no encajen.
Cruzar historias siempre me ha parecido tan fascinante como complicado. Crear cada uno de esos personajes, moldearlos como el barro, con sus vidas, sus momentos de grandeza y sus mas inconfesables miserias. Intentas que nunca te salpique y resulte algo genuino, alejados de ti. Pero siempre algo se cuela por el colador y cuando relees tu propia historia, ves un gesto, un brillo o una frase que sabes que es tuya. A veces te enfadas e intentas arrancar ese trozo, dejarlo sin ese código de barras que lo identifica como una parte arrancada de tu cabeza. Siempre resulta imposible. Esos detalles son los que les da la vida, lo que le da el aliento y les hace respirar para hacer creible lo increible y posible lo imposible. Es esa mezcla de sensaciones y pensar: “Joder, odio querer a mi caperucita” Sin embargo quizás es por eso por lo que escribo, porque me divierte crear vidas ajenas y lejanas con mi pequeña parte de realidad. Porque es un reto cruzar vidas y una satisfacción conseguirlo.
Porque hay veces que un adiós en necesario para encontrar una nueva bienvenida. Es raro y a veces doloroso, repleto de buenos recuerdos, de momentos que quedarán como experiencias repletas de satisfacción. Porque quedarán mil sonrisas guardadas en el baúl de la memoria, cerrado hasta que te entran las ganas de llorar y decides abrirlo para recordar que aun puedes encontrar sonrisas nuevas. Por eso, hoy cuando se acaba la semana es mejor acabar con una canción triste, solamente para recordar que una alegre llegará en este nuevo principio.
Hay dias que tu divorcio con tu imaginación es inminente, tan dramática que incluso tus musas te han mandado una orden de alejamiento. Son momentos críticos, algo parecido de haber andado 17 kilómetros en dirección contraria y darte cuenta entonces que te has equivocado. Ayer fue uno de esos días. Pasas el día de mala leche, dándole vueltas y mas vueltas a algo que ves que no tiene solución. Lees una frase y ves que si cortas en un lado, te cargas la mitad del otro y decides muy a tu pesar hacer una gran y rabiosa bola de papel, cagarte en Caperucita mil trescientas cuarenta y dos veces y comenzar de nuevo. Sigues dándole vueltas y llegas a la conclusión que cada día entiendes menos porque te metes en estos embolados ¡con lo feliz que serías matando marcianitos en la consola! Decides darte por vencido, lo decides, estas seguro y luego al final no lo haces porque entonces sale a relucir tu orgullo, ya sabéis ese pensamiento estilo: !POR MIS COJONES...! Decides relajarte, tal vez no se pueda hacer, tu ordenador no tiene la culpa y quizás tengas un bloqueo mental por no dar vacaciones a las neuronas. Entonces todo comienza a fluir de nuevo, se te ocurre una chispa y llamas por teléfono para dar la carga, eso se te da genial. Preguntas y sonríes, parece que todo vuelve a funcionar y la maquinaria tiene un nuevo hilo en el ovillo, un nuevo hilo para otro nuevo telar.
Empieza otra semana y como las últimas sientes que todo gira como una peonza. No sabes si vienes o vas, si empiezas o acabas y percibes que aun quedan una semana para disfrutar de un ligero orden. Son las ganas de cerrar proyectos, de no tener que andar con cajas de un lado para otro y sobre todo de poder disfrutar de un poco mas de tiempo. Tiempo para devolver horas a la cama, para cumplir con todas esas personas a las que prometiste un café hace meses y sobre todo tiempo para ti. Separar el pie del acelerador, volver a la calma, a disfrutar de los momentos y sentirte libre para sentir algo especial, sin prisas, sin ganas de pensar en hipotéticos, simplemente sentarte a mirar que puede aparecer frente a tus ojos. Son ganas de no tener el síndrome de "conejo blanco" y sentir que por mucho que corras, siempre llegas tarde a todo. Va siendo hora. De volver a disfrutar de unos tragos entre amigos, de planear vacaciones o simples escapadas, es tiempo de charlar con una taza de café sin mirar el reloj ni tener que pensar en el millón de cosas que deberías estar haciendo en ese instante. Son tiempos de cambios, inevitables, algunos incluso deseados. Tiempos para volver a disfrutar de un poco de los minutos con pájaros en la cabeza.
Vivimos en la era de la información saturada, rosa, acaramelada con mil y un sabores para despertar nuestros sentidos. Somos victimas de dioses paganos, adictos, siervos de lazos invisibles que nos hacen acudir a su templo a diario, con una devoción de la que siempre nos reimos y ahora padecemos con la mejor de las sonrisas. Nuestros mandamientos no están escritos en papel o en piedra, la tecnología los devoró hace mucho tiempo, ahora todo nuestro credo se escribe con diminutivos, en pantallas frías de vida. Buscamos mesías, fabricamos salvadores que nos ayuden a solventar nuestra falta de iniciativa, esta es nuestra religión, nuestro triste deambular cada mañana cuando suena el despertador y nos atonta cada noche al agarrar el Santo Grial en forma de mando a distancia. Diez mil vidas por vivir en una mano, en un tic de un minusculo botón. Mil programas que devorar, avidos de no pensar, de no razonar de no saber soñar sino nos dicen que soñemos. Endiosamos la estupidez, llamamos princesas de barrio a lo que antes eran analfabetas, y gastamos todo nuestro espiritu de superación en jugar con la suerte de convertirnos en nada mas que carcasas vacías. En eso es en lo que nos estamos convertiendo, en moldes perfectos de nuestros falsos mesías, dispuestos a lo que sea por nuestros 15 minutos de gloria. Ese es el precio de la dignidad. Vender nuestro cuerpo como una María Magdalena del siglo XXI, sin tapujos, ni vergüenza, confundiendo la naturalidad, con el mal gusto y la osadía con la estupidez. Pero todo vale si se puede conseguir nuestra atención. Nuestros jinetes campan a diario por nuestros televisores a la hora de comer. La muerte y guerra son amantes de las noticias, siempre observante con la peste que se quedó a vivir junto al hambre, siempre un poquito mas al sur de nuestras miradas. Babel no es un lugar sino todo el mundo, una mezcla de colores donde de cara al publico todo irradia paz, pero que a la sombras de las luces, las miradas cruzadas siguen reflejando un profundo odio. Esta es nuestra religión, nuestro credo de cables y enchufes, de mandamientos lascivos carentes de sentimientos. Estos son los dioses del nuevo siglo, estos son nuestros dioses ateos.
Así empiezan las mañanas, con el maldito despertador y las ojeras de haber dormido poco, demasiado poco. Vale que es por gusto, que nadie te obliga a estar danzando hasta las tres de la mañana, que tienes unas obligaciones, que tu decides....vale lo que queráis pero es que realmente no hay otra forma de disfrutar de la vida. Apenas tenemos un par de horas para nosotros, de esas sin obligaciones y a veces, sacrificar el sueño por un poco mas de tiempo, no es que valga la pena, sino que se convierte en una necesidad. Luego vienen los cafés y las ganas de dormirte en cada esquina, los gruñidos mañaneros y las cabezadas del autobús. Simplemente es sacrificio y esperar que tu cuerpo aguante, porque el ritmo de vida a veces resulta demasiado alto, demasiado cansado.
Erase que se era un reino donde los cuentos no eran como nos habían contado. Un lugar donde Peter Pan creció y cambió los polvos mágicos de campanilla por otros menos mágicos y mas blancos. Un lugar donde Nunca Jamás no era sino un club donde las perversiones de las personas quedaban retratadas tras el humo del tabaco. Donde caperucita, fue devorada por un lobo, que no tenía ni dientes afilados ni enormes garras. Sino que era humano, tan humano como tú o como yo. Donde un soldadito confundió la valentía con el genocidio y una promesa le hizo convertirse en un demonio, un ser destructivo buscando la salvación de su hermana. Donde Blancanieves tiene un dilema entre ofrecer su tiempo a su carrera profesional o familiar. Donde Aladín descubre que las alfombras no vuelan y tan solo queda correr para que no te atrape la policía. ...
Este es el principio de parte de mi nueva locura, esa de palabras y rebuscados sentimientos que ocuparán mi tiempo y con un poco de suerte podré acabarlo antes que vuelva a desesperarme. Es cierto que me prometí tomarme un tiempo antes de volver a intentar escribir unas líneas pero no tengo remedio y parafraseando al señor Bunbury, "ni lo quiero tener" Así que en esas estamos, partiendo de cero, creando esqueletos emocionales de personajes, deformados, sacados de contexto y sobre todo, imaginando una serie de historias cruzadas que consigan volverme a esbozar una sonrisa una vez terminados.
Todo ser vivo tiene que adaptarse al medio, de lo contrario, esta condenado a su desaparición.
Los seres humanos no somos una excepción.
Sin embargo en los tiempos que vivimos no es tanto la necesidad de adaptarnos al entorno, no es algo meramente físico, sino mas emocional. Es adaptarnos a nuestras relaciones, a nuestros lazos afectivos y evolucionar con ellos.
Cada cambio exige sacrificios y como tal, te ves obligado a adaptarte a las nuevas puertas, a la nueva etapa que se dibuja en tu día a día.
Hace no mucho tiempo hubiese mandado muchas cosas a la mierda, cortar por lo sano y usar un "si te he visto no me acuerdo" para segar unos cuantos de esos lazos emocionales.
Creo que hace un tiempo no hubiese dudado en actuar así, pero si algo me han enseñado estos meses es a pensar con frialdad, sin prisas pero sin pausas y disfrutar de las nuevas personas que se cruzan en mi vida.
No vivir en el pasado, anclado a recuerdos, a buenos momentos o días desgraciados.
Es mi particular forma de evolucionar, de crecer, de conocer o mantener esas personas que me hacen sentir vivo por dentro.
Partiendo de la ausencia de miedo a que pueden opinar de tus decisiones, abierto a todo un abanico de posibilidades que se abre frente a ti cada día.
Valoraciones, en su mayoría positivas que te ayudan a ayudar a un amigo de una amiga, una necesidad, una oferta.
Todo en equilibrio.
Ciertamente me siento bien y sobre todo, esa ausencia total de juicio previo de cirujano me ha hecho conocer a gente realmente interesante.
De lo contrario creo que jamás hubiese sentido afinidad con alguien que le gustan las bulerías, las palmas y se va de karaoke los sábados (me va a matar), limar las asperezas de un carácter tan duro como el acero por fuera pero que esconde una gran escritora y una encantadora persona por dentro (esta igual también me mata), o compañeros de fatiga y sueños, entre frases de "yo no lo veo" o "Houston tenemos un problema"
Son momentos, vivido con personas anónimas en momentos anónimos, sin nombres propios pero que saben a quien me refiero.
Es creer en ti, en lo que haces y lanzarte a sueños imposibles, a piscinas vacías y huracanes emocionales, sin paracaídas ni red, porque si algo me ha quedado claro es que siempre tienes que tener algún lazo que haga permanecer anclado a la tierra, en forma de realidad de diván y expiación de errores.
Por eso no creo que haya que cortar lazos, a no ser que el dolor por mantenerlos sea mayor que el beneficio de romperlos. Es mejor que se diluyan, que se mantengan como un fino hilo, sin rencores, sin necesidad de ampararte en el reproche, simplemente recordando los buenos momentos.
A fin de cuentas vivir con odio no es disfrutar la vida, sino analizar los fallos que no pudimos arreglar hasta el infinito.
Por eso esta canción, porque ahora simplemente me parece una de mis favoritas, antes simplemente era una de mis torturas.
Durante toda nuestra vida hemos visto nacer y morir programas en la televisión, algunos buenos, otros en cambio, tan malos que incluso dan ganas de tirar la caja tonta por la ventana.
Aunque si algo nos ha acompañado, ajenos a las audiencias, al público o los gustos de la gente, han sido los anuncios.
!Y menudos anuncios¡
En los últimos tiempos hay uno que me ha hecho pensar que es tal vez sea cierto que estamos destinados a la extinción porque no hay otra explicación posible.
Os parecerá una chorrada pero es que un anuncio de lejía me tiene dando vueltas en la cama.
Es ese anuncio que aparece una tipa del futuro a traernos la solución a nuestros males.
¿Una vacuna contra el Sida?
¿Una cura contra el cáncer?
¿El fin del hambre?
NADA DE ESO
¡Nos trae una lejía que limpia mas blanco!
!Hay que joderse!
Si ese es nuestro peor mal...mejor nos vamos al carajo
Aunque sin duda si un tipo de anuncio a sobrevivido durante el tiempo, han sido los de las compresas.
La verdad es que creo que los anuncios de compresas son los causantes que muchos chicos tímidos jamás den el paso de hablar con una chica. Porque vamos a ver, si vemos en la televisión a una tía que esta en esos días. Días chungos, en los que sangran, sienten dolor y se vuelven irascibles.
Días en los que nos les debería apetecer hacer nada y sin embargo, al ver la televisión, vemos que montan a caballo, corriendo como locas e incluso últimamente saltando en paracaídas.
Ves esas imágenes y piensas...¡Las mujeres no son humanas!
Porque vamos a ver, si alguien que siente dolor y sangra, puede hacer esas cosas es que no es un ser mortal.
Luego te das cuenta que los anuncios se equivocan y las pobres chicas que conoces, no solo no les apetece montar a caballo, sino que si tuviesen una pistola a mano tendrían unas palabras con esas mujeres de amplia sonrisa y con ganas de hacer de todo, en esos días.
Bueno estos son dos ejemplos de los muchos tipos de anuncios que a lo largo de nuestra vida bombardean nuestra cabeza...habrá mas, pero ahora empieza la publicidad.
Ayer eran las cuatro de la mañana y mis ojos continuaban abiertos, sin sueño pero con el cuerpo molido.
Para tu desgracia no se trata de tu primera noche en vela, ni la segunda...sino la última de una larga lista que ha acabado por reventarte por dentro y por fuera.
Son horas para pensar que has estado durante tanto tiempo reventando los sentimientos, sanando heridas y coleccionando cicatrices. Traicionando al amor y creando enemigos a cambio de miedo, odios nacidos de un rencor mal curado y que durante tanto tiempo me ha machacado.
Luego todo cambió, las noches sin dormir eran por el placer de crear y la cabeza solo pensaba en historias por inventar. Días cansado, con sueño diario y con ganas de mandar todo a la mierda uno de cada dos días.
Días felices pero matadores.
Entonces vuelve todo a cambiar y por tercera vez, como si fuese una veleta, las cosas que iban bien vuelven a estar mal y las noches sin dormir se convierten en pesadillas.
Es cuando te das cuenta que has terminado siendo un muñeco roto, sintiendo que tu cuerpo sin apenas haber cumplido los treinta parece tener setenta. Tus piernas pesan, el dolor de tu cabeza es demasiado habitual y estas tan cansado, que te metes a la cama tan pronto como llegas a casa.
Tu cabeza tampoco esta en orden, fuegos cruzados en los que por mucho que todo el mundo insista que no te quemarán sientes su calor demasiado cerca.
Por eso hoy he decidido que es hora de decir basta, de plantarme en el camino y aclarar las cosas de una vez por todas.
Me despido.
Me despido de ser escudero, no quiero mas heridas en mi cuerpo, no tengo fuerzas para seguir peleando contra molinos ajenos a mis pensamientos.
Me despido de sentirme como un espía, de tener que medir mis palabras y sentirme como Judas al sentirte que hagas lo que hagas estás traicionando a alguien que te importa.
No quiero ser confesor, ni conocedor de secretos ajenos, ni odios, ni males. Lo siento pero bastante mierda me queda dentro del cuerpo como para sentirme salpicada por la de los demás
Por eso ahora que la ilusión a vuelto a mí, ahora que sé que necesito descansar mas que el respirar no quiero que nada ajeno a mis decisiones empañe mi momento.
Suena egoísta, es egoísta, pero siento que hay demasiada nicotina en mis pulmones y cafeína en mi corazón como para pensar que este camino no me hará acabar en un buen destino.
Quiero volverme a sentir algo especial por alguien, algo puro, eso llamado amor, sin tapujos, sin deudas que me persigan entre las sombras.
Por eso, quiero poner una norma a todo las personas que me aprecian, porque sé que la mayoría leerá estas líneas. Quiero pedirles que no me hagan participes de sus decisiones, ni que me hagan sentir como tener que elegir entre unos padres divorciados, no quiero saber lo que han hecho, lo que hacen o lo que harán.
Cada uno elije sus batallas y yo no voy a participar en ninguna ajena, lo siento, pero ya no tengo esa mentalidad infantil de salvador, mas que nada, porque el primero que tengo que ponerme en orden soy yo mismo.
Solo os pido eso, mas bien os lo exijo porque quiero que sepáis que de lo contrario romperé el lazo que me une a esa persona que quiero, que respeto y que sin embargo no dudaré en dejarla atrás si siento que acabo formando parte de un circo para el que nunca compré una entrada.
No quiero saber, no quiero opinar, no quiero callar, no quiero fingir....
Simplemente quiero ser yo y que todo aquel que quiera compartir su tiempo conmigo lo haga sin odio, sin ganas de nublar un día soleado, de lo contrario, tendré que usar ese lado que tanto odio ese que me hace cortar por lo sano y dejar atrás a esas personas que aunque quiera con locura, sé que puede causarme tanto mal.
Me da igual la antigüedad o que lloraré hasta rabiar por alejarme de el o ella, pero lo único que me queda claro es que ahora soy un jodido muñeco roto peleando contra tormentas ajenas a mí.
A veces te sorprendes como piratas del micrófono que a podido sobrevivir tantos años, con sus derivas, tormentas y abordajes.
Son gente que hicieron el rock su puño, su manera de golpear con la palabra, de defender una idea con unas notas tan agresivas como la mejor de las patadas.
Son trovadores eléctricos, de altavoz y Kalimotxo, de sudor en salas pequeñas donde el sonido rebota hasta marearse.
Por eso me encanta que los piratas se juntes, que se mezclen y te sorprenda ver a un espartano golpeando una batería, capitaneado por uno de los grandes capitanes de las palabras.
Así que gracias a la reina que a veces nos enseña cositas nuevas que escuchar, canciones nuevas de viejos rockeros.
Todo el mundo tenemos dos cosas, culo y opinión. Todos tenemos una forma de ver la realidad, de jugar las cartas de nuestras partidas y cambiar del negro al blanco con demasiada facilidad.
Las personas cambian de ser un ser con cuernos a un angelical querubin en cuestión de meses, dándote la razón para permanecer como Suiza, totalmente neutral al mundo que te rodea, que se envenena con sus actos y luego se intenta justificar con sus lloros.
La verdad es que la objetividad nunca existirá y estúpida idea de tener la verdad absoluta de lo que ocurre a tu alrededor, te puede llevar a mas de una decisión equivocada.
Por eso creo que lo mejor que puedes hacer es mantener la mayoría de tus lanzas sin romper, a fin de cuentas, no sabes cuando vas a necesitar utilizarlas.
Cada uno es dueño de sus decisiones, de sus volubles ideas o de sus errores, pero si algo me ha enseñado la vida y me ha enseñado observar las acciones de la gente, es que si alguien no valora lo que tiene en un primer momento, no aprende a valorarlo con el tiempo.
Pero como siempre he pensado, cada uno elije sus guerras y cuando acaben, sabrán si han valido la pena o la mutilación sufrida puede ser mortal.
